La economía española podría caer un 11,6 % ante rebrotes o daños estructurales en el tejido productivo

C. P. REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Ivan Terron / Europa Press

El Banco de España señala que los escasos estímulos fiscales podrían ralentizar la recuperación

08 jun 2020 . Actualizado a las 17:43 h.

La recuperación va tomando forma en las proyecciones del Banco de España. Según el informe que ha hecho público esta mañana, la economía española se está despertando poco a poco del letargo de los últimos dos meses y medio.Y lo hace a un buen ritmo: «Comienza a mostrar signos de recuperación a medida que avanzan las fases de desescalada», señala la entidad. Eso sí, lejos de los niveles de actividad previos a la «Gran Reclusión».

Por el momento, el mes de mayo ha dejado cifras para el optimismo al registrar un «aumento modesto» de las afiliaciones a la Seguridad Social, tras el descalabro del mes de marzo. La incorporación de trabajadores se está dando sobre todo en el sector de la construcción, uno de los más afectados por el parón económico. El número de asalariados en ERTE ha descendido del 24 % en el mes de abril al 21,4 % en mayo, y eso se ha notado en el tráfico de las autopistas que sigue creciendo de forma sostenida. A pesar de esos signos incipientes, más del 20 % de los asalariados (casi tres millones) siguen sin incorporarse de nuevo al trabajo. 

Recuperación temprana

La recuperación no será en «V», pero tampoco en «L», como auguraban algunos expertos. El Banco de España cree que, en el mejor de los casos, será una raíz cuadrada. A la brusca caída del PIB en el segundo trimestre (un 16 %), le seguirá un período de crecimiento rápido que se prolongará en el 2021. A pesar de ese repunte temprano, la economía española caería un 9 % en el 2020, como poco, para volver a crecer un 7,7 % en el 2021 y un 2,4 % en el 2022. En este escenario favorable, sin problemas sanitarios, económicos o financieros adicionales, el desempleo, contenido con los ERTE, alcanzaría el 18,1 % este año e incluso aumentaría ligeramente al 18,4 %. Hasta el 2023 el paro no bajará del 17 %. La deuda pública, en el escenario más favorable, se situaría en el 114,5 % este año. 

Recuperación gradual

¿Qué pasa si la desescalada o la relajación en la prevención de contagios abre de nuevo las puertas al covid-19? Si surgen nuevos brotes o se detectan daños persistentes en el tejido productivo a consecuencia del confinamiento o de la falta de estímulos, la economía española podría desplomarse este año un 11,6 %, aunque se recuperaría con más fuerza en el 2021 (9,1 %). La explicación que da el Banco de España es que en un nuevo escenario de pandemia, la incertidumbre funcionaría como «freno al gasto de los hogares y empresas». La irrupción en escena del virus también tendría efectos fatales sobre el empleo porque la recuperación gradual llevaría la cifra de paro al 19,6 % y la deuda al 119,3 % del PIB. 

Cortocircuito en la recuperación

La entidad no descarta el peor de los escenarios: que la actividad económica sufra otro apagón prolongado debido a un recrudecimiento de la epidemia. Decretar un nuevo confinamiento con los elevados costes que acarrearía podría empujar a las empresas con problemas de liquidez a la insolvencia. Su destrucción cronificaría el desempleo en cifras de entre el 23,6 % (2020) y el 24,7 % (2021), dispararía la deuda al 131,8 % en el 2022 y la economía española tocaría fondo este año al anotarse un desplome del PIB del 15,1 %. 

Estímulos escasos

La recuperación se apoyará sobre la demanda interna, de eso no cabe duda. El peso de las exportaciones entrará en terreno negativo este año y se recuperará en el 2021. No obstante, el rol del Estado será crucial para evitar poner los pies en una peligrosa senda de deflación y atonía. Los estímulos fiscales serán el combustible para el despegue más o menos rápido hacia la recuperación. Y aquí España está perdiendo la partida. De todas las potencias del euro es la que menos esfuerzos está invirtiendo en la reactivación (2,5 % del PIB), casi tres veces menos que Italia. Eso se debe, según la entidad dirigida por Pablo Hernández de Cos, al escaso margen fiscal del que dispone el Gobierno. Los gastos, especialmente los vinculados a las prestaciones por desempleo, se han disparado, y los ingresos se han hundido, especialmente en lo referente a las contribuciones a la Seguridad Social. La necesidad de endeudamiento y los problemas para alimentar la caja de la tesorería empujarán a España a un déficit de entre el 7,1 y el 9,1 % en el 2020, en el mejor de los casos. Si la pandemia se recrudece, el Banco de España prevé que el agujero en los balances de las administraciones públicas se dispare hasta el 14 %. 

Para contrarrestar el riesgo de quedarse atrás, el Gobierno de Sánchez contará con varios salvavidas a los que asirse. En primer lugar el Next Generation EU, el programa de recuperación de 750.000 millones de euros propuesto por la Comisión Europea para mantener a flote a las economías más afectadas por el covid-19. España podría optar a unos 140.000 millones de euros (entre subvenciones y préstamos), algo que el Banco de España no ha tenido en cuenta en sus previsiones. Aunque todavía queda un largo trecho para llevar las negociaciones a buen puerto y un poco más para poder empezar a desembolsar el dinero, el Ejecutivo no camina a tientas: dispone también de una línea de crédito de 24.000 millones de euros del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), dotado de 240.000 millones. Eso sí, tendrá que suscribir otro rescate como el que firmó hace exactamente ocho años para salvar a las entidades bancarias. Con condiciones, de nuevo, pero sin las incómodas visitas de los hombres de negro.