Huida china de Wall Street a cuenta del café

Z. A. PEKÍN / COLPISA

ECONOMÍA

Brendan McDermid / reuters

El escándalo de Luckin Coffee y una nueva ley de EE.UU. amenazan con provocar la marcha de empresas hacia la Bolsa de Hong Kong

07 jun 2020 . Actualizado a las 09:10 h.

Luckin Coffee solo tiene tres años de vida, pero ha dado ya tantas alegrías como sobresaltos. Nació para plantar cara a Starbucks en China, un mercado cada vez más goloso para el sector del café, y apostó por un modelo de negocio diferente: sus establecimientos son mucho más pequeños y austeros que los de la competencia estadounidense, por lo que invitan a llevarse el café más que a degustarlo en su interior. Desde su aplicación móvil incluso se puede pedir la bebida a domicilio.

Sobre el papel, parecía que Luckin Coffee iba a lograr su ambicioso objetivo. El número de usuarios crecía como la espuma, en gran medida gracias a promociones muy agresivas, y la cadena ya supera a la multinacional de Seattle en el número de cafeterías que opera en el gigante asiático: casi 5.000. Las ventas estaban siendo extraordinarias cuando saltó al parqué estadounidense en mayo del año pasado y logró embolsarse unos 590 millones de euros. Demasiado buenas, quizá. El pasado mes de abril se descubrió el pastel: los ingresos de 2019 se inflaron en casi 300 millones de euros. Aunque la empresa ha despedido a un nutrido grupo de directivos, el Nasdaq ha anunciado que expulsará a Luckin y sus acciones se han desplomado casi un 80%. Pero lo más relevante del escándalo es que puede marcar un punto de inflexión en la presencia de gigantes chinos en los mercados de valores estadounidenses. Porque el Senado de ese país ha aprobado una ley que requerirá a las empresas extranjeras pasar auditorías siguiendo los estándares americanos, algo a lo que muchas se niegan aduciendo que puede ir en contra de la seguridad nacional de los países a los que pertenecen. Los analistas coinciden en que la diana está puesta en las 170 multinacionales chinas con presencia en las bolsas americanas, y que la mencionada ley puede convertirse en un nuevo frente en la guerra económica que libran Pekín y Washington. Podría suponer la marcha de Wall Street de grandes empresas estatales como PetroChina.