Francisco Javier Cabo confía en el nuevo ingreso mínimo para reinventar su vida a los 58
30 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Francisco Javier Cabo nació en Madrid, pero está muy vinculado a Galicia, donde ha vivido muchos años. Este informático de 58 años perdió su apuesta como autónomo en la crisis de hace una década y decidió empezar de nuevo en Colombia. «Allí también me fue mal y terminé de habitante en la calle. Con la ayuda de amigos conseguí volver a España, porque el Estado nunca me apoyó en ese regreso», cuenta sobre un retorno en el que puso rumbo a Ferrol, la ciudad donde empezó de nuevo por tercera vez.
Francisco Javier optó por la ciudad naval porque suponía que encontraría una vivienda asequible y así fue, pero los contratos de trabajo han sido escasos y por pocas horas. Por eso la renta mínima puede ser una oportunidad para salir a flote de una vez por todas. «A través de Cáritas y de una asociación de vecinos logré trabajos para dar cursos, pero por pocas horas, estoy muy agradecido a la gente que me ha dado trabajo, pero nunca ha sido el suficiente como para vivir sin agobios», explica antes de comentar que su mala racha no acaba. Ahora mismo está de baja por un problema que arrastra desde hace años y podría estar en un ERTE por la pandemia, pero la baja tampoco le permite acceder a la prestación por desempleo por la suspensión de su contrato.
El acceso a otras ayudas también tiene un importante escollo en su caso: «De mi época de emprendedor me quedaron deudas con la Seguridad Social, así que la única ayuda que puedo conseguir sería la renta mínima, porque el acceso a otras prestaciones siempre se bloquea», apunta un trabajador que espera casi con ansiedad a que se publiquen las condiciones para acceder a este subsidio. «Yo creo que esta vez cumplo con todos los requisitos y sería una vía muy importante para poder salir bien. Esta puede ser la ayuda con la que recupere la dignidad, con la que empezar de nuevo, algo mucho más complicado conforme se van cumpliendo años».