María del Carmen Pernas: «La crisis nos ha impactado de lleno, pero la gente nos llama para hacer reservas, somos optimistas»

Es pronto para saber las repercusiones económicas y sociales que traerá consigo la pandemia del covid-19. Lo que sí parece claro es que habrá nuevas reglas en las relaciones comerciales, los hábitos de consumo y el movimiento de las personas. La mayoría de los sectores económicos han sufrido las consecuencias que ha supuesto el parón de la actividad durante semanas.

Pero si hay uno que tendrá que seguir esperando para reanudar la normalidad es el turístico, con especial incidencia en el segmento hotelero. La mayoría de los propietarios de estos establecimientos trabajan ya en el diseño de planes de actuación que les permitan recuperarse lo antes posible cuando la crisis termine. Y en ello están Maria del Carmen Pernas y Luis Pérez, los propietarios del hotel Herbeira, en Cedeira, un alojamiento de 16 habitaciones ubicado en un enclave de privilegio, sobre una ladera suave con vistas de excepción a la ría y a la playa desde todas sus habitaciones.

-¿La crisis sanitaria ha echado por tierra todos los planes que tenían para este año?

-Nos ha impactado de lleno. Somos de los negocios que más vamos a sufrir porque van a cambiar todos los conceptos. No obstante, tenemos esperanzas, somos optimistas. La gente nos sigue llamando desde distintos puntos de España para hacer reservas para julio y agosto. Pero tenemos que esperar porque no sabemos realmente lo que va a ocurrir. Los hoteles seremos los últimos en incorporarnos a la actividad. Confío en que la gente vaya a viajar más en invierno este año.

-Parten de la experiencia previa de haber apostado por un tipo de establecimiento diferente a la oferta hotelera tradicional.

-Vimos que había una necesidad. Queríamos alejarnos de las casas rurales que estaban de moda entonces y crear algo nuevo. Al principio, el tipo de edificación sorprendió mucho porque tenía unas líneas muy modernas, incluso nos paraban por la calle para preguntarnos. Luego triunfó. La gente que vino el primer año ha repetido en los sucesivos. Tenemos unas vistas fantásticas a toda la ría y, sobre todo, la piscina es un gran reclamo, con una terraza que permite disfrutar de un entorno inmejorable.

-¿La ocupación del hotel es más estacional o funciona todo el año con una clientela constante?

-El 70 % del negocio lo hacemos en verano. Sin duda es estacional. Es en julio y en agosto cuando vienen extranjeros y, sobre todo, madrileños. El resto del año el tipo de cliente está más relacionado con estancias por negocios vinculados con la actividad económica de la zona. Para nosotros, los meses fuertes son durante la primavera y el verano, quizás este año se extienda también al otoño.

-¿Esta crisis les obligará a posponer sus planes?

-Todo está un poco condicionado, pero creo que seguiremos adelante. De hecho, compramos el terreno que está justo debajo del actual complejo porque nuestra idea era la de ampliar las estancias con la incorporación de una especie de cabañas dentro del mismo negocio. También en el sótano del inmueble hotelero tenemos un local de 150 metros cuadrados y queremos habilitarlo como restaurante. Nuestra hija ha hecho cocina y si ella decide ponerse al frente, iremos adelante.

-¿Cuentan con el respaldo financiero para ello?

-Sin duda. Sobre todo con las entidades bancarias con las que trabajamos. El BBVA siempre nos ha respaldado, desde el inicio, a todas nuestras iniciativas. De hecho, sin su apoyo no tendríamos el negocio. Ahora, también está ahí, resolviendo todo lo relacionado con las líneas de ayuda, habilitadas en este escenario de crisis, del ICO y también las que se están tramitando a través del Igape. Mantenemos una relación de confianza que, en medio de estas dificultades, nos proporciona un gran descanso.

-¿Las plataformas digitales del banco le facilitan la resolución de algunos procesos?

-La vía telemática agiliza los procesos y permite un contacto permanente con la entidad. En nuestro caso, nos han ayudado sobre todo en las devoluciones a clientes que habían hecho reserva y que la tuvieron que anular por el confinamiento.

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