Los hogares gallegos consumieron luz con alegría frente al apagón general

f. fernández REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

David Zorrakino

El sector residencial aumentó su demanda de electricidad entre un 5 y un 6 %

11 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La energía eléctrica es casi como la respiración. Por eso, medir cuánto se consume de ella es hacer una pequeña diagnosis de la salud del país, aunque no es el único indicador, claro. Si la demanda aumenta es síntoma de prosperidad, porque las fábricas funcionan a toda mecha. Si decrece, mala señal. Esto último es lo que está pasando. Red Eléctrica de España (REE), el operador del sistema eléctrico y garante de que todo el mundo tenga suministro, ya ha dado cuenta de los datos oficiales de España entera: el consumo en general bajó en abril un 17 % en relación al mismo mes del año pasado. Principalmente por el cierre obligado de miles de negocios minoristas y gigantes como Inditex.

Pero el Instituto Enerxético de Galicia (Inega) ha hecho su propio estudio centrado en la comunidad, a lo largo de las duras seis primeras semanas de confinamiento y de parón económico sin precedentes. Los registros hablan solos. Desde el inicio del estado de alarma el 14 de marzo hasta el 26 de abril, la demanda acumulada de energía eléctrica en Galicia disminuyó un 12,6 % frente al 13,5 % de toda España. El Inega ha comparado los consumos con los anotados durante ese mismo período en el 2018 y el 2019. El análisis constata también que, efectivamente, las familias se refugiaron en sus hogares y se pusieron a gastar electricidad como locos. Porque, a diferencia de la estadística global de demanda, en números rojos, la doméstica se comportó con alegría. Al menos durante las tres primeras semanas de reclusión. El incremento del consumo eléctrico de las viviendas se paró a las puertas de los días de Pascua y ya no se recuperó.

Concretamente, y según el estudio del Inega, los gallegos se adentraron en el estado de alarma tirando de la luz entre un 5 y un 6 % más que en la primera semana de marzo, cuando aún no se habían adoptado las medidas de confinamiento.

En la cuarta (la de Pascua) disminuyó ligeramente un 1 %, pero la tendencia a la baja se agudizó en las dos siguientes semanas un 4,2 % y un 8,7 %, que el Inega atribuye a una mejora en las condiciones climáticas (más horas de luz solar y calor) y al retorno de trabajadores a sus puestos laborales.

Esas cifras son excepcionales, de buenas, si se comparan con la debacle registrada en otros perfiles de consumidores. Como el sector servicios, que arrancó el confinamiento en Galicia con un desplome de la demanda de un 21 %, que fue in crescendo en las semanas posteriores: -29 % la segunda; -34 % la tercera; y -36 % la cuarta. A partir de ahí se relajó la caída hasta un -29 % y -27 % en la quinta y sexta semana, donde acaba el análisis del Inega.

Consumo industrial

El consumo eléctrico del sector industrial de la comunidad también se dio un batacazo importante, pero más suave que el anterior segmento. Así, las dos primeras semanas de alarma registró caídas del -13 y del -17 %, que se agudizaron en las dos siguientes un -23 % y -30 %, respectivamente, con motivo de la orden de hibernación económica para los sectores industriales no esenciales. Remontaron después, pero la demanda siguió en negativo, un -18 y -16 % en la quinta y sexta semana.

En conjunto, la demanda en Galicia procesionó a lo largo del estado alarma en terreno negativo. Empezó la primera semana en un -11,5 % y evolucionó al -15,6 %, 19,6 %, 24,5 % (el tope máximo de caída, alcanzado en Semana Santa); -18,7 % y -18,5 % de la sexta.

El Inega constató, en general, que el consumo en Galicia se contrajo de forma algo más acusada que en el total nacional durante las dos primeras semanas de estado de alarma. A partir de ahí se redujo menos el nivel de actividad que en el resto de España.