La Voz
El miedo a las consecuencias de la apertura es más fuerte que la necesidad de abrir y empezar a despachar después de 50 días cerrados. Y eso explica que apenas un 10 % de los comercios gallegos de los más de 50.000 que ayer podrían haber comenzado a atender a los primeros clientes con cita previa (según las directrices de la fase 0 de la desescalada) levantaran las verjas.
La gran mayoría optó por mantenerlas a medio echar para, mientras aclaran dudas, empezar a acondicionar el negocio a las exigencias de esta nueva normalidad todavía en estado de alarma, y a arrancar la actividad el 11 de mayo. Pero otros muchos, entre un 30 y un 40 % ni siquiera dieron señales de vida, porque es muy probable que ya no vuelvan a abrir. Ese es el porcentaje de negocios destruidos por esta crisis sanitaria que maneja la delegación gallega de ATA (Federación de Autónomos). «Tememos un porcentaje de destrucción de comercios incluso superior al 40 %», afirma Rafael Granados, presidente de ATA Galicia, que cifra en 70.000 los negocios gallegos (no solo comercio) que han pedido la prestación por cese de actividad.