Manejar datos correctos, el primer eje para impulsar la reactivación económica

maría cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

EUROPA PRESS

Expertos avisan de que una recopilación precisa y homogénea de información será clave para poder salir antes de la crisis

04 may 2020 . Actualizado a las 10:12 h.

Contaba un agricultor de Coristanco hace unos días que este año estaba plantando su cosecha a ciegas. Normalmente, la planificaba en base a los datos de futuros pedidos que le enviaban sus clientes de restauración y, sobre eso, hacía una planificación para optimizar sus recursos sacando el máximo rendimiento a sus campos. Este año no tiene estimaciones en las que apoyarse porque la incertidumbre de no saber cuándo podrán volver a abrir los restaurantes ha provocado que nadie se atreva a hacer pedidos con tanta antelación. El caso de este agricultor es solo un ejemplo de lo importantes que son los datos tanto a la hora de planificar desde una cosecha como a la de diseñar una desescalada como la que ahora tendrá que articular cada Gobierno para ir, poco a poco, volviendo a hacer girar la rueda de la economía.

La cuestión es, como explica la catedrática de Computación e Inteligencia Artificial y presidenta de la Sociedad Española para la Inteligencia Artificial, Amparo Alonso, que «los datos han de ser correctos». De otro modo cualquier acción diseñada en base a ellos será como cosechar a ciegas, lo mismo que ha tenido que hacer este año ese agricultor de Coristanco con el riesgo de tener que tirar buena parte de la cosecha. Y como ya nos enseñaron de niños en la escuela no podemos olvidar que, a la hora de contar, «no podemos sumar peras con manzanas». Esa mezcla, al final, no haría más que revolver de nuevo las bases de la economía.

«No podemos decidir qué hacer cuando no estamos sumando las mismas cosas»

«El problema que hemos tenido con los datos -como apunta Alonso- es que si no medimos las mismas cosas, no podemos decidir qué hacer. Porque cuando tienes diferentes metros de medir para el mismo fenómeno, te encuentras con medidas que no puedes sumar». A esa circunstancia hay que añadir la complejidad que representa el coronavirus a la hora de la toma de datos porque se desconoce cómo funciona la infección (los días de incubación o la duración varían notablemente de un paciente a otro) y porque, como añade la catedrática, hay muchos sesgos a la hora de contar. Un buen ejemplo es cómo se ha recogido el número de fallecidos, porque tanto las comunidades como los distintos países los han ido contabilizado de un modo muy diferente. «Los datos que están manejando tienen mucho ruido. Es muy difícil extrapolar datos de un país a otro o de una comunidad a otra. Al no calcular los muertos del mismo modo, la letalidad varía mucho de un país a otro. Puede ser diferente en España que en Alemania, pero esa diferencia no es real. Alguien nos tiene que decir cómo medir todo eso», dice.

El asunto no es, ni mucho menos, baladí. Pues de ello depende no solo la salud de los ciudadanos, también la economía. Por esta razón la catedrática destaca la importancia de que haya un director de orquesta que, por ejemplo, podría ser la Organización Mundial de la Salud (OMS) que marque qué partituras son las adecuadas para que no haya disonancias entre países o comunidades a la hora de recoger toda esa información. «Eso nos ayudaría a planificar las medidas de salida del confinamiento. No son solo sociales y de salud, también económicas», explica.

«Sería terrible que tuviéramos que volver a escalar»

De ahí la importancia de realizar más test que aporten información suficientemente para evitar que se produzca una segunda oleada de la enfermedad que, más allá de la urgencia sanitaria, vuelva a paralizar a miles de autónomos o a sectores sacudidos por los ERTE. «Tenemos que hacer más test porque habrá personas asintomáticas que pueden estar contagiando la enfermedad y de dejarlas salir podemos tener una segunda ola. También resulta importante no hacerlo de una forma rápida porque no sabemos cuántas personas asintomáticas hay por ahí. Además, esas medidas nos pueden llevar a detectar personas que son inmunes con lo que pueden aliviar su situación de confinamiento o ayudar a los demás». 

El temor a otra escalada

En este sentido, el catedrático de Economía Aplicada de la USC, Luis Caramés, advierte de que «sería terrible que tuviéramos que volver a escalar». Por eso, tras apuntar la «insuficiente y mediocre coordinación» que ha habido entre el Gobierno central y las comunidades a la hora de recabar datos, coincide con Alonso en que «en la cadena de valor del dato es fundamental la fiabilidad y la coherencia interna para poder programar políticas de desescalada». Tener que volver a escalar en España sería «terrible» por muchas razones. A nivel económico su alta dependencia del turismo y su elevado número de autónomos o pequeñas y medianas empresas no ayudan, sobre todo porque muchos de esos autónomos o pequeñas empresas carecen de un buen amortiguador de efectivo que les permita aguantar varios meses con ingresos cero.

Países con más capacidad de teletrabajo tendrán más margen para recopilar datos

El impacto económico de las medidas de confinamiento para frenar el covid-19 difiere entre países. De ahí la importancia de tener datos precisos para no equivocarse a la hora de diseñar una estrategia capaz de mitigar el efecto de la recesión que, evidentemente, no será igual en todos los estados.

Más allá de los beneficios fiscales que establezca cada estado para sus empresas, uno de los factores para comprender cómo el impacto económico del covid-19 no será el mismo en un país que en otro es, por ejemplo, el porcentaje de trabajos que pueden realizarse o no desde casa. No solo porque a mayor capacidad de teletrabajo, menos dañada saldrá la economía de las familias o de las empresas, también porque eso dará más margen en la recopilación de datos al no verse los Gobiernos obligados a acelerar las medidas de desescalada para no hundir la economía.

En este sentido, los profesores Brent Neiman y Jonathan I. Dingel, de la Universidad de Chicago (Illinois), han elaborado un estudio en el que analizan precisamente eso: ¿Cuántos trabajos pueden realizarse desde casa?. Sus datos hablan de que en España, muy dependiente de actividades como turismo o la construcción, poco más del 30 %, mientras que otros como Suiza, donde el sector financiero o farmacéutico tiene más peso, superan el 40%.