ana balseiro
El socavón que ha abierto la emergencia sanitaria en las arcas públicas no deja de crecer y el Gobierno tira de todos los recursos posibles para taparlo, aunque suponga, como dice el refrán, vestir a un santo a costa de desnudar a otro. Es lo que acaba de ocurrir con los fondos para las políticas activas de empleo, procedentes de las cotizaciones por formación profesional. El uso de dichos fondos, que en el caso de Galicia suponen casi 100 millones, estaba restringido a programas de formación para el empleo, hasta que el decreto aprobado el martes por el Ejecutivo levantó tal limitación para que puedan destinarse «a la financiación de cualquiera de las prestaciones y acciones del sistema de protección por desempleo».