El Ejecutivo ya tiene preparado ampliar el cierre a más actividades si se agrava la crisis

Ana Balseiro
A. balseiro MADRID / LA VOZ

ECONOMÍA

A.PEREZ / EUROPA PRESS

Alimentación, sanidad y medios de comunicación quedarían al margen, al ser considerados un servicio esencial para la ciudadanía

27 mar 2020 . Actualizado a las 21:37 h.

Esperar lo mejor, pero prepararse para lo peor. Después de que le hayan llovido las críticas desde todos los frentes por el retraso en la adopción de medidas para contener la expansión del coronavirus, el Gobierno parece haber aprendido la lección. Los ministerios ya tienen preparadas «medidas adicionales» para poner «inmediatamente» en marcha, «desde el minuto cero», en caso de que las autoridades sanitarias así lo estimen. Lo confirmó este viernes la portavoz del Ejecutivo y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en la comparecencia posterior al Consejo de Ministros.

Aunque no entró en detalles, entre esos nuevos planes de contingencia sobre los que están trabajando las diferentes áreas del Gobierno está el de endurecer el estado de alarma restringiendo al máximo las actividades productivas que aún se mantienen en funcionamiento, permitiendo únicamente las consideradas «esenciales».

Medio centenar de excepciones

Según el borrador de la orden que prepara el Ministerio de Industria -adelantado por la Cadena Ser-, de llegar a aplicarse el cierre de un número mayor de negocios, únicamente quedarían al margen medio centenar. En concreto, los vinculados con la alimentación (agricultura, pesca, ganadería y otras ramas del sector primario), con la producción textil precisa para suministrar equipos de protección al personal sanitario, y los que fabrican productos químicos farmacéuticos o equipos de suministro médico o terapéutico.

El listado de actividades industriales recogidas en el anexo de la orden ministerial y declaradas como «servicios esenciales» incluye, por ejemplo, los cultivos, la producción ganadera y agrícola, las actividades de apoyo a la agricultura, la ganadería y de preparación posterior a la cosecha, la silvicultura y otras actividades forestales, la explotación de la madera o la recolección de productos silvestres (excepto madera). Igualmente se preserva la actividad pesquera, la acuicultura, el procesado y conservación de carnes, pescados, crustáceos y moluscos y de frutas y hortalizas, o la fabricación de lácteos, panadería, pastas y de productos para la alimentación humana y animal. En cualquier caso, el borrador deja abierta la puerta a endurecer aún más las restricciones, pues el texto contempla la posibilidad de «añadir, modificar o suprimir» alguna de las actividades (51 en total) que detalla en el anexo de la orden.

De llegar a ponerse en marcha el endurecimiento de las restricciones a la actividad económica, el Gobierno estaría siguiendo los pasos de Italia, cuyo Ejecutivo ya obligó a echar el cierre a cualquier negocio no considerado servicio esencial para la población.

Esperan que no sea necesario

A preguntas de los medios de comunicación, Montero insistió, sin embargo, en que el Ejecutivo confía en que no sea preciso aplicar nuevas medidas, pero de llegar ese momento no se perdería un tiempo tan valioso, dada la gravedad de la situación.

«Cada uno según se responsabilidad, estamos previendo escenarios que se puedan plantear, o que no lleguen a plantearse nunca, pero que estarían disponibles para que, en el momento que las autoridades sanitarias nos digan ‘esto es necesario', el Gobierno no pierda ni un solo minuto en aplicarlos con la contundencia que lo hemos hecho hasta la fecha», sostuvo.

Los medios de comunicación quedarían al margen, como servicio esencial

Los medios de comunicación, como servicio esencial para la ciudadanía, quedarían al margen del potencial cerrojazo que el Gobierno guarda en el cajón por si es preciso aplicarlo ante el avance de la emergencia sanitaria. Así lo indica el precedente de Italia o el intento de cierre total de la Comunidad de Murcia.

El Ejecutivo de Giuseppe Conte calificó a diarios y revistas como bienes de primera necesidad, pues garantizan el derecho a la información. Y, no solo preservó su actividad sino que aprobó ayudas para el sector, que incluyen a medios y quiosqueros. Y es que hay que recordar que aunque el confinamiento ha disparado el consumo de información por parte de la ciudadanía, las restricciones impuestas a la actividad han golpeado sus ingresos, tanto publicitarios como de ventas. Fuentes oficiales consultadas destacaron que la prensa «es muy necesaria» y que sería «lo último» en paralizarse.