Las potencias del euro sacan toda la artillería para rescatar sus economías

Cristina Porteiro
cristina porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Daina Le Lardic / Pool BELGA / dpa

Movilizarán hasta el 20 % de sus PIB para resistir a la cuarentena impuesa por el virus

17 mar 2020 . Actualizado a las 22:18 h.

Decía bien el presidente francés, Emmanuel Macron, cuando aseguraba que «estamos en guerra». Como en cualquier periodo bélico, las circunstancias exigen artillería y medidas extraordinarias. Y eso es lo que han hecho los Gobiernos de las principales potencias del euro para salir al rescate de sus economías.

El último en hacerlo fue el Gobierno español, anunciando ayer una «movilización colosal de recursos públicos» de 200.000 millones de euros para mantener la respiración asistida a empresas, trabajadores y familias vulnerables. Un paquete garantías y estímulos fiscales tan ambicioso como arriesgado. Su volumen equivale a casi el 17 % de la riqueza bruta que se produce en un año. Teniendo en cuenta que el déficit público anual de España se sitúa en torno a los 30.000 millones de euros, su deuda asciende al 97,6 % del PIB y que el desempleo no baja del 14 %, según cifras de Eurostat, es más que probable que el coste de esta crisis provoque un agujero inmenso en las finanzas, mayor que en aquellos países que, como Alemania, han acumulado en los años de bonanza superávits de hasta 62.426 millones de euros anuales. Será «doloroso» a corto plazo, señalan los expertos de Oxford Economics, pero necesario para evitar males mayores.

Tan esperada era la artillería europea que ayer las bolsas dieron una tregua. Todos los selectivos, excepto el belga, se tiñeron de verde. Liderando las subidas, el Ibex 35 (6,41 %), que no veía un alza igual desde el 2008. La acción determinante de otras cancillerías como la alemana, la francesa y la italia, ayudó a imprimir algo de calma a los parqués tras casi dos semanas de agonía bursátil. Estas son las medidas que han adoptado otros socios para sobrevivir a la cuarentena.

Alemania

El país germano está dispuesto a movilizar hasta 550.000 millones de euros (16,4 % del PIB) en ayudas directas y garantías de préstamo para mantener la liquidez a todo el esqueleto industrial y comercial. «Este es nuestro bazuka y lo usaremos para lo que sea necesario», aseguró su ministro de Hacienda, Olaf Scholz. Berlín liberará 20.000 millones iniciales para las empresas en riesgo de quiebra. Las autoridades avalaron rebajas fiscales y aplazamientos en los pagos. Para los trabajadores, habilitará un fondo que garantice el cobro de sus salarios si se les reducen las jornadas laborales con el objetivo de mantener los puestos de trabajo.

Francia

El ministro galo de Finanzas, Bruno Le Maire, desgranó ayer el kit de supervivencia valorado en 45.000 millones de euros que pondrán en marcha inmediatamente para mantener a flote la economía. Los primero que harán será aplazar el pago de cotizaciones e impuestos directos (excepto el IVA) para las empresas hasta finales de mes. Se prolongará más allá para las compañías que estén en mayor dificultad. También se compromete el Elíseo a pagar durante dos meses los salarios de empleados en paro parcial. Las empresas más pequeñas (menos de un millón de facturación) podrán aplazar los gastos de agua, luz, gas y alquiler, siempre que sea asumible por el arrendador y se les inyectará dinero si sus ingresos caen un 70 %. Este paquete estará respaldado por una red de préstamos de hasta 300.000 millones de euros. Con esta inyección, los esfuerzos de Francia ascienden a casi el 15 % de su PIB.

Italia

Es el país que más está sufriendo en sus carnes los efectos del coronavirus y su subestimación. Los italianos fueron los primeros europeos en someterse a cuarentena y su economía se resiente por eso el primer ministro, Giuseppe Conte, ha extendido un «dique» de contención de 375.000 millones de euros (21,3 % del PIB) para evitar un desplome en cadena. El primer paquete de dinero fresco (25.000 millones de euros) mantendrá la liquidez a empresas y ciudadanos. Se mantendrán los subsidios a todos los parados, habilitarán cheques de hasta 600 euros para autónomos en los próximos tres meses, se congelarán los pagos hipotecarios a quien no cobre o pierda el empleo, se suspenden los pagos de impuestos a ciudadanos y empresas que facturen menos de dos millones hasta el 31 de mayo y se distribuirán bonos para el cuidado de niños.

Estados Unidos

A la coreografía se sumó ayer el presidente norteamericano, Donald Trump, quien anunció la inyección de 850.000 millones de euros (5 % del PIB): «Vamos a lo grande», aseguró sacando pecho solo una semana después de encomendarse a Dios para frenar la crisis. El paquete de ayudas intentará aliviar la carga a las aerolíneas y empresas más pequeñas además de incluir desembolsos directos a los ciudadanos para evitar que se contraiga el consumo.

Las lecciones a medio aprender que dejó la crisis

 

c. porteiro

Es una expresión hecha, pero el «que cada palo aguante su vela» podría ondear estos días junto a la bandera de la Unión Europea en lugar del «unidos en la diversidad» en la que se envuelven las autoridades porque después de una década de dolorosos sacrificios y lenta recuperación, la lección que nos legó la infausta crisis del 2008 solo se ha aprendido a medias. Los Gobiernos han reaccionado con más agilidad esta vez, apremiados eso sí, por la rapidez de propagación del virus y sus efectos en la economía. Eso evitará un desplome irreversible, según los expertos. Pero han vuelto a actuar con el mismo instinto egoísta de entonces. Cada capital ha sacado las fuerzas que le quedaban en la recámara.

Alemania lo tiene más fácil: parte de una situación presupuestaria menos estresante que países como España, que se juegan todo su futuro a una sola carta: que el cierre no se prolongue demasiado tiempo. Si la crisis empeora, Sánchez no contará con más asidero que el Banco Central Europeo (BCE). Lo mismo ocurre con Italia. Un país que acumula una deuda descomunal del 134,8 % del PIB y encadena varios trimestres coqueteando con la recesión. Es cuestión de tiempo que los mercados vuelvan a ensañarse. Por eso se echa de menos una actuación más coordinada desde la UE y menos nacionalizada.

Con España al borde del colapso en el verano del 2012, obligada a hipotecar su futuro para conseguir algo de financiación y respirar un día más, se habló de la necesidad de mutualizar los riesgos y alumbrar aquellos famosos «eurobonos» que nunca vieron la luz. Siempre han despertado terror en Berlín. Hay quien sugiere ahora emitir «coronabonos». Mismo sitio, distinto lugar y mismos protagonistas. La historia se repite.