La flota pide apoyo al Gobierno para poder seguir pescando

ECONOMÍA

Pepa Losada

En la plaza de Lugo, en A Coruña, el 40 % de los puestos están cerrados

18 mar 2020 . Actualizado a las 20:08 h.

La pesca quiere seguir pescando. Pero cada vez tiene más difícil hacerlo. A parte de que no está libre de padecer la enfermedad en cualquier momento, medidas como el cierre de los locales hosteleros, con la caída de precios de las especies dedicadas a la restauración; las restricciones de movilidad que complican tanto la operativa como el relevo de tripulaciones en la altura y gran altura, e incluso las dificultades para hacerse con el material preciso para cumplir las medidas de prevención, como mascarillas o geles, ponen a las empresas al límite de la continuidad.

La Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI) y sus asociaciones adscritas, Armadores de Burela, Puerto de Celeiro y la misma patronal española han trasladado a la Administración su disposición, pese a todos los obstáculos y adversidades, a continuar suministrando a la población un producto sano, saludable y necesario, mucho más si cabe en estos momentos en los que está en juego la salud de la población.

Ahora bien, precisamente por eso no estaría de más que las Administraciones hiciesen más factible ese empeño por seguir saliendo cada día. Y en el caso de que no sea posible y algún barco debe cesar su actividad, que se arbitren medidas económicas, con apoyos a tripulantes y empresas.

Ocurre que, complicaciones cotidianas aparte, el sector está a merced de los vaivenes de un mercado ciclotímico en tanto no acaba de ajustarse. Buena prueba de ello, la caída de precios este miércoles en las lonjas de Burela y Celeiro, tras un lunes y un martes con cotizaciones superiores a las habituales. Probablemente porque la demanda en las pescaderías fue escasa durante los dos primeros días de la semana; entre otras razones, porque los consumidores hicieron acopio de productos del mar frescos el sábado.

«El fin de semana pasado fue una locura; de llevarse 10 kilos de pescado para dos personas», comenta María José de Pazo, armadora de Marín con barcos que pescan en Mauritania. «Se vendió más que en Navidades y hubo muchos minoristas se quedaron sin género ya a mediodía», añadió. En ese panorama no es extraño que a principios de esta semana hubiese un parón en las ventas que no volvieron a remontar hasta ayer, con vistas a aprovisionarse para un festivo de tiendas de alimentación cerradas. No obstante, rulas como la de Celeiro y Burela seguirán activas, para abastecer a mercados de distintas ciudades españolas.

No todos notaron ayer esa ligera recuperación. Pescaderías con medios telemáticos lo tuvieron más fácil que otras como las de las plazas de abastos. El temor al contagio ahuyenta a los clientes. Pero el miedo es libre y no solo el de los compradores. Así es que en la plaza de Lugo, en A Coruña, el 40 % de los puestos están cerrados.