El virus infecta al Ibex 35, que experimentó la mayor caída de su historia al desplomarse un 14 %
12 mar 2020 . Actualizado a las 21:01 h.De «el BCE hará lo que sea necesario y créanme, será suficiente» de Mario Draghi al «hagan lo que sea necesario y háganlo pronto», de Christine Lagarde. De la esperanza al pánico. La presidenta del Banco Central Europeo (BCE) provocó hoy una desbandada de dimensiones históricas en los mercados tras anunciar el primer paquete de ayudas contra el coronavirus.
Los inversores habían depositado todas sus esperanzas en una vacuna eficaz para frenar el contagio a la economía. Los ojos estaban puestos en Fráncfort. La bajada de tipos de interés se daba por descontada, pero en un giro inesperado, el BCE no solo anunció que los mantendrá, también advirtió de que «no estamos para evitar la propagación». El mensaje abrió un gigantesco agujero negro en los principales parqués europeos. Las bolsas fueron incapaces de frenar la caída libre de sus índices. El Ibex 35 lideró las pérdidas -junto a la Bolsa de Milán (-16,92 %) y la de Bruselas (-14,21 %)- y llegó al cierre hundiéndose un 14 %, el mayor desplome de su historia. Terminó la sesión en los 6.390,9 puntos, el nivel más bajo desde agosto del 2012. El selectivo acumula un descenso del 23,7 % en lo que va de semana y su capitalización ha mermado en casi 192.000 millones de euros.
Faltó magia y audacia para evitar otro «jueves negro». Quizá porque al BCE ya no le queda artillería pesada ahora que se avecina un terremoto económico de consecuencias inimaginables. Lejos de infundir confianza, Lagarde afianzó la idea de que las autoridades infravaloraron inicialmente el impacto que tendría la propagación del patógeno en la economía: «Consideramos el actual shock como grave, pero temporal si todos los actores adoptan las medidas correctas», sostuvo, aumentando la ansiedad en los mercados, donde los valores industriales y los bancos sufrieron las mayores hemorragias bursátiles.
Medidas paliativas
El plan del BCE no convenció. Ni su programa de compra de deuda pública de 120.000 millones de euros hasta finales de año ni las medidas para flexibilizar los requisitos de liquidez a los bancos, a los que se les permitirá utilizar parte de sus colchones para inyectar préstamos a las pymes y las familias. El temor a un estrangulamiento del crédito por el «impacto significativo» del coronavirus ha obligado a Fráncfort a relajar los requisitos de capital a las entidades financieras. Insuficiente, a ojos de los inversores, quienes ayer huyeron despavoridos ante los síntomas inequívocos de que la eurozona podría estar adentrándose en una nueva crisis.
Por lo pronto, el BCE ya ha reconocido que sus previsiones de crecimiento para la las economías del euro han quedado «obsoletas». Las últimas proyecciones apuntaban a un crecimiento del PIB del 0,8 % en el 2020 y del 1,3 % en el 2021, lo que implica una «notable revisión a la baja».
La Fed al rescate
Para poner el broche a la jornada negra, Wall Street tuvo que cerrar la sesión por segunda vez en el plazo de una semana para frenar la sangría bursátil que vino precedida del anuncio de la cancelación de vuelos entre la UE y Estados Unidos para frenar el «virus extranjero», como lo bautizó el presidente norteamericano, Donald Trump. El selectivo se derrumbó un 7 % al poco de sonar la campana y volvió a caer al reanudarse. La enorme volatilidad que se está viviendo en los mercados obligó ayer la Reserva Federal estadounidense (Fed) a salir al rescate del sistema financiero anunciando la inyección de miles de millones de dólares y la revisión de su programa de compra de bonos del tesoro. La medida de urgencia llega después de recortar los tipos de interés, señal de que las autoridades monetarias estadounidenses temen la asfixia del crédito y nuevos temblores con efecto dominó en las economías.
Desazón en la banca
Si los inversores reaccionaron con pánico al anuncio del BCE, la Federación Bancaria Europea lo hizo con profunda desazón. Las entidades son conscientes de que cada día que pasa es un día perdido para limitar los daños, por eso exigieron a los Gobiernos de la UE, según Europa Press, que adopten medidas fiscales para resistir una más que probable cuarentena en las economías del euro. Falta una solución «multilateral» y «coordinada» entre las capitales que no han demostrado hasta ahora unidad ante la crisis. «Esperamos que los Estados miembros tomen buena nota de los anuncios hechos hoy y decidan rápidamente políticas fiscales y garantías», aseguraron después de conocer al detalle el plan del BCE.