Los comienzos fueron complicados. Los tres trabajaban los fines de semana desde el salón de sus casas con un propósito global: su plataforma tenía que permitir a cualquier inversor aprovecharse de las capacidades del trading algorítmico sin necesidad de tener conocimientos de programación. Con esa vocación, el salto al emprendimiento era cuestión de tiempo. Y así ocurrió en el 2011.
La consolidación
El resto de la historia se escribe con dos palabras: trabajo y reconocimiento. Los fundadores de Qbitia empezaron a rodearse de talento en su sede de Pontevedra hasta edificar una de las startups de las que todo el mundo hablaba en el ecosistema tecnológico gallego. Cruzar al este del telón de grelos era cuestión de tiempo. Sus algoritmos seducían a las bolsas de medio planeta. Y, por supuesto, también al capital riesgo. En julio del 2016, Adara Venture, uno de los fondos de referencia del mercado español, entraba en el accionariado de la compañía gallega y dejaba claro a quien dudase que la cosa iba muy en serio.
A las puertas de cumplir una década de vida, la compra por parte de Solventis es el penúltimo capítulo de una historia a la que aún le quedan muchos capítulos por redactar.
David Conde | Luis Taboada
Hace unos días, el Dow Jones (uno de los principales índices bursátiles en EE. UU.) registró la mayor caída en puntos de su historia. No fue el día en que más cayó en términos porcentuales, pero sí en términos netos. Tras un período de alzas continuadas desde que Donald Trump salió proclamado como presidente, el índice finalmente ha corregido. Y, como es habitual, lo que pasa en la bolsa de Estados Unidos acaba afectando a los mercados de todo el mundo. Los principales índices en Japón, Hong Kong y Australia cayeron bruscamente al día siguiente.
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