La ineficaz vacuna del BCE contra el coronavirus hunde las bolsas

Cristina Porteiro
C. Porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Kiko Huesca

El Ibex 35 se desploma un 14 %, la mayor caída de su historia

12 mar 2020 . Actualizado a las 20:22 h.

De «el BCE hará lo que sea necesario y créanme, será suficiente» de Mario Draghi al «hagan lo que sea necesario y háganlo pronto», de Christine Lagarde. De la esperanza al pánico. La presidenta del Banco Central Europeo (BCE) provocó esta tarde una desbandada histórica en los mercados tras anunciar el primer paquete de ayudas contra el coronavirus.

Los inversores habían depositado todas sus esperanzas en una vacuna eficaz para frenar el contagio a la economía. Los ojos estaban puestos en Fráncfort. La bajada de tipos de interés se daba por descontada, pero en un giro inesperado, el BCE no solo anunció que los mantendrá, también ha advertido de que «no estamos para evitar la propagación». El mensaje ha abierto un gigantesco agujero negro en los principales parqués europeos. Las bolsas fueron incapaces de frenar la caída libre de sus índices. El Ibex 35 encabezó, junto a la Bolsa de Bruselas, las pérdidas, hundida en el 13,38 % (6.441 puntos), el mayor desplome de su historia. El DAX alemán cayó un 11,43 %, por detrás de la Bolsa de París (-11,44 %). La de Londres encajó pérdidas del 9,81 %, unos niveles que no se veían desde el referendo del brexit. 

Faltó magia y audacia para evitar anotar en los anales de la historia otro «jueves negro». Quizá porque al BCE ya no le queda artillería pesada ahora que se avecina un terremoto económico de consecuencias inimaginables. Lejos de infundir confianza, Lagarde afianzó la idea de que las autoridades infravaloraron el impacto que tendría la propagación del patógeno en la economía: «Consideramos el actual shock como grave, pero temporal si todos los actores adoptan las medidas correctas», sostuvo, aumentando la ansiedad en los mercados, donde los valores industriales y los bancos sufrieron las mayores hemorragias bursátiles. El fantasma de la crisis del 2008 se ha vuelto a despertar. 

Medidas paliativas

El plan del BCE no convenció. Ni su programa de compra de deuda pública de 120.000 millones de euros hasta finales de año ni las medidas para flexibilizar los requisitos de liquidez de los bancos a los que se les permitirá utilizar parte de sus colchones para inyectar préstamos a las pymes y las familias. El temor a un estrangulamiento del crédito por el «impacto significativo» que augura Lagarde en la economía ha obligado a Fráncfort a relajar los requisitos de capital a las entidades financieras. Pero es insuficiente para los inversores que huyen despavoridos ante los síntomas inequívocos de que la eurozona se está adentrando en una nueva crisis. 

Para evitar nuevos fiascos, Lagarde ha elevado la voz esta tarde para pedir a los Gobiernos que intervengan de manera urgente. De forma «rápida y audaz». Por eso ha insistido en que solo se podrá evitar el peor de los escenarios si se toman medidas fiscales «ambiciosas y coordinadas». Un mensaje que tiene un destinatario claro: Berlín. A la francesa no le preocupa que España o Italia se endeuden: «Me preocupa más la complacencia, reaccionar a cámara lenta», sostuvo. Ahora la pelota está en el tejado de los ministros de Economía y Finanzas de la UE. Si el Eurogrupo no muestra flexibilidad fiscal, las jornadas negras en las Bolsas podrían repetirse. La salud de la economía también pende de un hilo.