De poco o nada han servido las medidas anunciadas por las autoridades económicas y monetarias para calmar a los mercados. Visto lo visto, se diría que más bien han incrementado la zozobra. Ni la bajada de tipos acordada por la Reserva Federal estadounidense el martes, ni la disposición del G-7 y de la Unión Europea a tomar cartas en el asunto para contrarrestar el golpe han atenuado los nervios. Han caído en saco roto. Y eso que los analistas están convencidos de que «las medidas de estímulo ya anunciadas y las que están por venir ayudarán a que el crecimiento del año 2020 no descarrile por completo», recoge Colpisa.
Los beneficiados, los de siempre: los valores refugio. El oro ronda ya los 1.700 dólares por onza, el precio más alto de los últimos siete años; y la deuda pública gana atractivo. No toda, claro. Y en eso Alemania es la reina. El interés de su bono a diez años está en el -0,73 %, lo que significa que los inversores están dispuestos a pagar por prestarle dinero.