El DNI de las vacas se lo pone difícil al cuatrero

Xoán Ramón Alvite Alvite
Xoán Ramón Alvite REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

ROI FERNÁNDEZ

Los crotales que cuelgan de sus orejas revelan la explotación de origen del animal bovino

04 mar 2020 . Actualizado a las 11:56 h.

La normativa sobre trazabilidad animal no se lo pone fácil a los cuatreros en Galicia. Dicho de otra manera, aunque resulte sencillo robar o hacerse con un animal extraviado, no lo es en absoluto «blanquear» su presencia en otra granja o incluso llevarlo al matadero para proceder a su sacrificio.

Con la ley en la mano, parecía claro que las dos reses desaparecidas en Triacastela hace unas semanas y recuperadas pocos días después acabarían regresando, vivas o muertas, a su explotación de origen. Porque aunque fuese otro el destino que algún desaprensivo les quisiese dar, las acabarían delatando sus crotales, unos pendientes que llevan colocados en cada oreja y que funcionan como una parte de su particular DNI.

La otra es el denominado documento de identificación para bovinos (DIB), una ficha que expide la Consellería do Medio Rural en el momento en el que el animal nace o se incorpora a la explotación. En ella se recoge el número de identificación de la res -que coincide con el que lleva marcado en sus dos orejas-, además de otros datos importantes como su sexo, fecha y explotación de nacimiento e identidad de la madre del animal. Este DIB se divide en dos partes idéntica. Una de ellas debe acompañar siempre a la res en todos sus movimientos y otra permanecer custodiada en la granja.

Todo esto se complementa con otro documento denominado hoja verde que reciben anualmente las granjas tras cada campaña de saneamiento y donde figura la identificación de todo su rebaño y la calificación sanitaria de la que disponen. En este sentido, también existe un libro de explotación en el que están anotadas todos y cada uno de los movimientos de las reses que forman parte de la misma granja.

El actual mecanismo de identificación y registro de ganado bovino lleva más de veinte años funcionando como un control eficaz de los movimientos de las reses desde el momento de su nacimiento hasta su baja definitiva, bien por fallecimiento en la propia explotación o bien por su sacrificio en un matadero. También permite verificar la correcta llegada de reses procedentes de otras comunidades o de terceros países.

A continuación algunas de las claves de su funcionamiento.

¿Cómo se identifican los animales?

Con unas marcas auriculares denominadas crotales, que se colocan en cada oreja. Constan de dos piezas que se unen con una tenaza especial. Son de un material plástico flexible e inalterable que resulta difícil de reutilizar una vez se intenta retirar del animal.

¿Qué lleva el crotal?

Cada marca consta de dos letras con las que se designa el país (ES, en el caso de España) seguidas de doce dígitos. Los dos primeros son de verificación y control, los dos siguientes corresponden la comunidad autónoma (11 para Galicia) y los ocho siguientes identifican al animal. También figura impreso un código de barras para su lectura por medios electrónicos.

¿Cuándo se le ponen?

En los primeros 20 días tras el nacimiento de la res y siempre antes de que esta abandone la explotación. Además, el ganadero debe dar de alta al animal en la base de datos oficial y en el libro de explotación, en el que deben figurar todos los movimientos del rebaño. En los días siguientes a la inscripción, Medio Rural envía a la granja el DIB, una especie de pasaporte que debe acompañar al ganado durante toda su vida.

¿Y si el animal viene de otro país?

Mantiene el crotal del país de origen y la documentación que lo acompaña. El ganadero debe, sin embargo, proceder a realizar su alta dentro de los siete días siguientes a su llegada, con lo que se le asignará un nuevo DIB.

¿Qué sucede con los animales que salen de la granja?

Todos los movimientos de baja de animales deben reflejarse en el libro de explotación y en la base de datos electrónica. Por su parte, en el destino final de la res se procederá a su alta con el fin de saber el recorrido que ha seguido. Si muere, la empresa encargada de su retirada será la que expida un acta de recogida del cuerpo y registre su baja. Con la destrucción de los cadáveres también se eliminan los crotales, que no serán asignados.

¿Qué pasa si un animal pierde uno de los crotales?

El ganadero debe solicitar un duplicado, que tendrá el mismo número del extraviado. Ninguna res puede salir de la granja si no dispone de las marcas en las dos orejas.

¿Qué sucede si se incumple la obligación de declarar el movimiento de las reses?

Se incurre en una infracción que puede dar lugar a multas con un importe mínimo de 600 euros y derivar en la pérdida de las ayudas europeas de la PAC. Los veterinarios controlan el correcto cumplimiento de las obligaciones de registro e identificación de reses.