Cada bebé gallego nacerá con una deuda de 30.148 euros bajo el brazo

Cristina Porteiro
cristina porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

No disponible

Los españoles pagan 80 millones de euros al día en intereses por financiarse

08 ene 2020 . Actualizado a las 18:48 h.

Hace décadas, los bebés llegaban al mundo con un pan debajo del brazo. Hoy los querubines gallegos aterrizan con una hipoteca en sus bolsillos de 30.148 euros. ¿De dónde viene semejante herencia? La Administración central ha cargado sobre la espalda de cada uno de ellos 25.985 euros para poder financiarse. La gallega, otros 4.163.

Solo la deuda pública de Galicia asciende hoy a 11.254 millones de euros, niveles nunca vistos en los últimos 110 años. La culpa de este festín indigesto de dinero prestado que habrá que devolver la tienen los altos tipos de interés pagados durante los peores años de la crisis y la expansión del gasto público movilizado para recuperar el pulso a partir del 2016. Un año antes del descalabro financiero mundial, la deuda gallega apenas alcanzaba el 6,6 % del PIB. A mediados del 2019 ya se había disparado hasta el 18,3 %. Se trata de una mochila muy pesada con la que tendrán que cargar las futuras generaciones. Una herencia envenenada que podría hipotecar su futuro.

La clave para poder pinchar esa burbuja de deuda es el crecimiento, pero las perspectivas modestas para los próximos años (1,5 % del PIB en el 2020 y un 1,4 % en el 2021) hacen muy difícil desatascar ese tapón. La ecuación no cuadra. Con tan bajo crecimiento, con los tipos de interés vigentes y con el gasto previsto por el futuro Ejecutivo, «lo que no parece posible es que disminuya el stock acumulado, sino todo lo contrario», augura Juan Carlos Higueras en un informe de la EAE Business School, en el que alerta también de que «vivimos sobre una gran montaña de deuda» que se podría derrumbar con una nueva sacudida en los mercados. Pone el foco en el coste que supone hacer frente tan solo a los intereses que va generando la deuda española: nada menos que 80 millones de euros al día, lo que equivale a 1,7 euros per cápita. Al cabo del año, su peso en el total de la deuda (1.210.915 millones de euros) asciende a 29.200 millones. Es más de la mitad del presupuesto invertido en educación y un 40 % de los fondos que se dedican a la sanidad.

«La deuda pública está muy cerca de superar el punto de no retorno, momento en el que será difícilmente controlable. Aún estamos a tiempo de poner en marcha los cambios estructurales necesarios para aliviar esta pesada mochila de intereses que no se dedican a la inversión pública», insiste. Un dato pone los pelos de punta: En el 2017, el 88,8 % del incremento interanual de la deuda correspondió al pago de intereses y solo el 11,2 % al déficit primario. Y eso en un contexto de política monetaria expansiva y de tipos bajos. La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) no comparte la inquietud del experto. Aunque reconoce que la falta de reformas estructurales ha dilapidado el efecto del fuerte crecimiento nominal de los últimos años de recuperación, estima que el escenario de tipos bajos permitirá un ahorro de 8.739 millones de euros para las arcas públicas hasta finales del 2023. 

Lenta digestión

¿Hasta cuándo tendremos que sufrir la pesada digestión de la deuda? Como muy pronto, hasta el 2035. La Airef sostiene que, en el mejor de los casos, los españoles lograríamos reducirla al 60 % del PIB (lo que establece el Pacto de Estabilidad) dentro de 15 años. Eso siempre que el Ejecutivo de Sánchez aplique con extrema ortodoxia las recomendaciones de Bruselas para corregir el déficit estructural de la economía y los tipos de interés para la financiación se mantengan por los suelos.

El escenario central, el más realista, proyecta una digestión mucho más lenta. Con una subida gradual de los tipos de interés a lo largo de diez años y aún con una política fiscal orientada a lograr equilibrios presupuestarios, «no sería suficiente» para rebajar la deuda más allá del 90 % hacia el 2050. Las cosas se pueden poner más feas si España no corrige su política fiscal en un escenario de tipos cada vez más alcista. De ser así «la ratio de deuda se volvería explosiva y podría superar el 130 % del PIB en el 2050.