Francisco González está imputado por cohecho y revelación de secretos
18 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Pocas pesadillas peores habría tenido quien fue presidente del BBVA entre el 2000 y el 2018, Francisco González, de saber que al jubilarse lo haría lejos del banco y, sobre todo, delante de un juez de la Audiencia Nacional.
El banquero gallego cumplió hace un mes los 75 años. Lo hizo fuera de la entidad y con una fecha marcada en rojo en el calendario: 18 de noviembre. Hoy tendrá que rendir cuentas ante el magistrado de la Audiencia Nacional, Manuel García Castellón, por los supuestos contratos que habría firmado con el excomisario Villarejo. Lo hará como imputado por delitos de cohecho y revelación de secretos.
Al BBVA se le suma la acusación de corrupción en los negocios y se juzgarán los abultados pagos que efectuó la entidad durante años al excomisario para realizar labores de espionaje.
Cuestiones clave
Son cinco las preguntas clave en las que Francisco González se jugará su libertad. ¿Abandonó el banco de forma apresurada para evitar ser imputado como presidente? Insistirá en que se fue para realizar una transición «ordenada», aunque en el trasfondo se encontraba la debilidad del grupo por las filtraciones de los supuestos espionajes para fortalecer su posición en la entidad. ¿Mandó espiar a sus rivales? Su estrategia se basará en alegar que desconocía esos encargos. ¿Conocía personalmente al excomisario Villarejo? Es uno de los principales escudos con los que cuenta González. Las grabaciones realizadas por Villarejo revelan conversaciones con el entonces jefe de seguridad del banco, pero nunca con el propio González, quien supuestamente las habría encargado. ¿Consintió la contratación de Cenyt por interés personal? El sentido de esta respuesta puede acabar en acusación por delito. El juez sabe que el BBVA mantuvo contratos con esa empresa vinculada a Villarejo. Teóricamente para labores de seguridad e información. Pero detrás de esas funciones podría esconderse el interés de González y «la cúpula» del grupo en mantenerse al frente del banco a cualquier precio, algo que ha acabado por afectar a la reputación de la corporación casi 15 años después.