La presidencia de la CEG, vacante otra vez por falta de candidatos

m. b. SANTIAGO / LA VOZ

ECONOMÍA

Paco Rodríguez

Las tensiones y el recelo entre las confederaciones de A Coruña y Pontevedra están detrás de esta situación insólita y sin precedentes

13 sep 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Por segunda vez en algo más de un año, la presidencia de la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG) ha vuelto a quedar vacante por falta de candidatos. Ocurrió en julio del 2018, medio año después de que dimitiera el último presidente, Antón Arias, y ha vuelto a suceder ahora. Esto deja a la patronal gallega en una situación inédita en el panorama autonómico de confederaciones empresariales: está a punto de cumplir dos años sin presidente, tiempo que ha estado provisionalmente gobernada por los cuatro vicepresidentes y jefes de las cuatro provincias. Desde enero del 2018, han sido incapaces de articular entre todos una figura de consenso. La idea era buscar el perfil de un empresario independiente, sin ataduras con el pasado, y que dispusiera de un margen de maniobra, algo que no tuvieron los últimos mandatarios, pero todavía no se han puesto de acuerdo.

El hecho de que ayer a las once y media de la mañana expirara el plazo sin que se presentara ninguna candidatura obliga a convocar de nuevo en el plazo de dos meses una asamblea general electoral, tal y como establecen los estatutos de la organización gallega. Las tensiones y el recelo entre las confederaciones de A Coruña y Pontevedra, que se han ido cronificando en el tiempo y que explican la imposibilidad de llegar a un consenso, están detrás de esta situación insólita y sin precedentes.

La CEG emitió ayer un comunicado oficial en el que anuncia que «las cuatro confederaciones empresariales provinciales seguirán trabajando de forma conjunta para buscar un candidato de consenso, coincidiendo ya de forma unánime en el perfil de la persona que debería optar al cargo».

Trabajo sin hacer

A lo largo de las últimas semanas, las provincias han ido acercando posturas, pero existen dudas de que el trabajo que no se ha logrado cerrar en casi dos años pueda terminarse ahora en tan solo dos meses. El deterioro de la imagen social de la patronal gallega, lastrada por la fractura y las guerras internas, podría acelerar ahora el acuerdo. Con muchos menos recursos públicos de los que manejó en la época de las vacas gordas, la CEG ha sido noticia a lo largo de estos últimos años por los ajustes de personal y por las luchas internas de poder, lo que la ha alejado de la función de representar a todos los empresarios y de prestarles más y mejores servicios. A su favor, juega ahora una situación económica interna ya mucho más encarrilada.