Los nuevos jubilados cobran 40 euros más al mes que los recién contratados

Gabriel Lemos REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

EUROPA PRESS

La brecha, provocada por la precarización del empleo, se ha reducido en los últimos años

24 ago 2019 . Actualizado a las 15:57 h.

El pilar sobre el que se sostiene el estado del bienestar es cada vez más frágil, como muestran las maltrechas cuentas de la Seguridad Social, que por su déficit milmillonario tiene que recurrir desde hace unos meses a préstamos para pagar la extra de las pensiones. El problema no es ya que cada vez haya menos cotizantes por cada jubilado (la relación actual es de 2,3, muy por debajo de los 2,7 del año 2007, justo antes de la crisis), sino que los que hay no aportan lo necesario al sistema para sostener el actual nivel de gasto.

Uno de los indicadores más claros que muestran el desequilibrio entre ingresos y gastos es que las pensiones de los nuevos jubilados superan, desde hace unos años, los salarios de los trabajadores que ingresan al mercado laboral. La prestación media de los empleados que acaban de acceder al retiro (con carreras laborales largas y buenas bases de cotización) se sitúa actualmente en los 1.318,95 euros mensuales, más de 40 por encima de los 1.271,9 que perciben, en promedio, los recién contratados con menos de un año de antigüedad en sus empresas. En el caso del salario, el dato es de finales del 2017, que es el último que ofrece el Instituto Nacional de Estadística, y aunque la evolución de los últimos ejercicios muestra que la brecha entre nuevas pensiones y sueldos se va cerrando, es difícil que la tendencia se haya invertido ya.

Sobre todo porque aunque la mejoría económica y del mercado laboral se nota en las nóminas de los trabajadores, que empiezan a descongelarse, también repercute en las pensiones iniciales, que vuelven a repuntar este año tras encadenar varios ejercicios de ligeros descensos. Entre otras cosas, por la decisión del Gobierno de Rajoy de revertir uno de los elementos más polémicos de la última reforma del sistema de pensiones: el factor de sostenibilidad. Un mecanismo que debería haber entrado en vigor este año y cuya finalidad era ajustar a la baja las pensiones iniciales de los nuevos jubilados para compensar el efecto del aumento de la esperanza de vida. La movilización social (y la presión del PNV para aprobar los últimos presupuestos de Montoro) llevaron al PP a suspender su aplicación al menos hasta el 2023, una decisión que ha sostenido el Ejecutivo actual. Con ello, no solo se mantiene el poder adquisitivo de los nuevos jubilados, sino que se alivia la presión sobre los trabajadores que están próximos al retiro, que había provocado un aumento de las prejubilaciones antes de que se dejara sin efecto la medida.

«Es imposible pagar buenas pensiones con malísimas cotizaciones y esto el que no lo entienda, debe de entenderlo», advirtió en una de sus intervenciones el secretario de Estado de Seguridad Social, Octavio Granado, que aseguró que la brecha entre nuevas pensiones y salarios es peor incluso de lo que pintan las estadísticas, ya que si las primeras superan los 1.300 euros, los segundos, en algunas provincias, apenas rondan los 900 euros, aseguró. 

La factura de la precariedad

El debate gira así, de nuevo, sobre la precarización del mercado de trabajo, al que ayer le puso otra cifra la federación gallega de UGT. Y es que el sindicato, además de alertar de nuevo de las altísimas cifras de rotación laboral (por cada nuevo cotizante que consolida la Seguridad Social se firman más de 90 contratos en Galicia), calcula que los asalariados de la comunidad han dejado de ingresar 256,22 millones en la última década por el nuevo reparto de la riqueza en la comunidad. Si en el 2008 los salarios suponían el 46,9 % del PIB gallego, diez años después apenas representaban un 42,4 %, mientras que los beneficios empresariales repuntaron del 45 al 47,9 %.