El temor a un desabastecimiento ya colapsa las gasolineras lusas

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

RAFAEL MARCHANTE | Reuters

El Gobierno monta un gabinete de crisis para evitar que la huelga, que arranca mañana, paralice el país

11 ago 2019 . Actualizado a las 13:17 h.

«No dudaremos en asegurar la normalidad», manifestó ayer el primer ministro de Portugal, Antonio Costa, al término del gabinete de crisis que convocó en su residencia oficial, con varios miembros del Ejecutivo. «Un Gobierno responsable tiene que prepararse para lo peor», dijo Costa. Y lo peor es que los portugueses se queden sin combustible y que el país se colapse a partir de mañana lunes, cuando arranca la convocatoria de huelga de los transportistas que surten de gasoil y gasolina las estaciones de servicio del país. Con las elecciones legislativas en otoño, el Ejecutivo de Costas teme el impacto político de un conflicto que viene de atrás, y cuyas consecuencias impactan directamente en el ciudadano. Por eso el líder luso amenazó con intervenir legalmente la huelga de transportistas para obligarlos a cumplir unos servicios mínimos que los sindicatos, en su papel, han considerado excesivos: El 100 garantizado para servicios prioritarios, como aeropuertos, puertos, servicios de seguridad, bomberos y emergencias médicas. Un 75 % para el transporte público y un 50 % para el suministro de combustible a los ciudadanos para sus vehículos particulares. «Si la huelga se lleva a cabo y no se respetan los servicios mínimos, todo está previsto para que el Estado esté en condiciones de asegurar el cumplimiento de la ley», advirtió el socialista Costa. Sin muchas esperanzas de que se aplace la huelga hasta después de las elecciones, como solicitó ayer el conservador Rui Río, el líder del PSD. Mientras, los conductores continuaron protagonizando largas filas en gasolineras de todo el país, especialmente en el norte y en la sureña región del Algarve, para llenar el depósito, lo que está generando ya escasez de combustibles. Detrás de la huelga se encuentra el conflicto entre los transportistas de mercancías peligrosas y la patronal del sector, la Asociación Nacional de Transportadores Viales de Mercancías (Antram), que llevan meses negociando. Los desacuerdos entre las partes ya motivaron una huelga de transportistas el pasado mes de abril que dejó gasolineras vacías, aviones que tuvieron que repostar en España y problemas en el transporte público.