En España quedan aún 16.000 cabinas, con una media de una llamada al día

J. M.ª Poyato MADRID / EFE

ECONOMÍA

JOSE PARDO

Con un uso cada vez más residual, el Gobierno deberá decidir a final de año si prorroga un año más su vida

09 ago 2019 . Actualizado a las 11:47 h.

En plena era del smartphone, en la que los dispositivos inteligentes controlan casi todos los aspectos de nuestra vida, en España sobreviven aún más de 16.000 cabinas telefónicas. Lo hacen a modo de servicio público, ya que el negocio es escaso: tanto por el poco uso (la media no llega a una llamada al día en cada una de ellas) como por el coste que suponen para Telefónica, que asciende a unos 4,52 millones de euros anuales.

Con estas cifras, no es de extrañar que el último concurso convocado para hacerse cargo de su gestión quedara desierto. Cuando todo parecía apuntar a que ese desinterés de las operadoras iba a provocar la desaparición de las cabinas, el Gobierno decidió contra pronóstico mantenerlas con respiración asistida. Lo hizo con un real decreto aprobado in extremis (el 28 de diciembre) con el que prorrogó un año más su vida, manteniéndolas como parte del servicio universal de telecomunicaciones y encargando a Telefónica la tarea de mantenerlas activas.

Desde la multinacional explican que la encomienda les supone un desembolso de 281,25 euros de media al año por cada cabina y señalan que en líneas generales no se usan, aunque quedan aún algunas que sí recaudan dinero, generalmente en sitios céntricos o turísticos, como la Puerta del Sol en Madrid.

En Galicia, quedan actualmente 842 cabinas, según los datos facilitados a La Voz por Telefónica, que detalla que la mayoría se reparten entre las provincias de A Coruña (337) y Pontevedra (286). El resto se ubican en Lugo (130) y Ourense (89).

Pese a que se usan poco, en ocasiones sí son útiles. Por ejemplo, cuando el usuario pierde el móvil o se lo roban y necesita hacer una llamada. También recurren a ellas algunas personas mayores que residen en pueblos pequeños y que no tienen teléfono en casa, aunque son casos poco comunes.

El espacio que ocupan las cabinas pertenece al ayuntamiento, por lo que el día en que se decida finiquitar este servicio, este se volverá a poner a disposición de los municipios.

Lo que todavía no tienen claro en Telefónica es cómo se van a retirar las cabinas, ni si se quitarán todas a la vez o de forma paulatina. «Igual simplemente se dejan las que recaudan», apuntan como alguno de los escenarios posibles. En este sentido, insisten en que no será una decisión que les corresponda a ellos, sino que dependerá de lo que quieran hacer los consistorios: «Se podría decidir que ciertos teléfonos se queden de emergencia, por ejemplo. También hay ayuntamientos que están deseando quitarse las cabinas de encima», explican.

Hay varias alternativas. Por ejemplo, convertirlas en puntos wifi, como hizo el consistorio sevillano durante la Feria de Abril. También hay iniciativas de empresas emergentes para reconvertirlas en puntos de recarga de teléfonos móviles o dispositivos portátiles.

Competencia pide quitarlas

Según un reciente estudio de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), el 88 % de los españoles dicen que jamás han utilizado una cabina. El organismo aprovecha las bajas cifras de uso actual para recomendar que se les retire la condición de servicio público como, recuerda, ya hicieron países de nuestros entorno como Francia, lo que supondría su desaparición.

Lejos queda la década de los noventa, justo antes de la popularización de los móviles, cuando había 65.000 repartidas por todo el país. Sin necesidad de remontarse veinte años atrás, en el 2010 eran 41.347 las cabinas operativas Las cifras dejan patente la veloz disminución del servicio.

Si desaparecen definitivamente o no depende ahora del Gobierno.