Los hogares que se pasan a la tarifa nocturna deben pagar 11 euros para ahorrar dos al mes

J. M. Camarero COLPISA

ECONOMÍA

EUROPA PRESS

Tienen que esperar seis meses para amortizar esa tasa fija, que la CNMC ha propuesto suprimir

06 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Los consumidores que quieren ahorrarse unos euros en la factura de la luz se llevan una sorpresa con la que no contaban cuando hicieron sus cuentas para acogerse a una de las tarifas que puede reducir sensiblemente el recibo que pagan cada mes. Cuando el titular de un contrato de precio regulado doméstico opta por trasladarse a la tarifa con discriminación horaria (la conocida como nocturna) tiene que pagar una tasa fija que roza los 11 euros: 9,04 euros más el IVA correspondiente.

Se trata de un pago completamente inesperado con el que los ciudadanos no cuentan cuando realizan los trámites de cambio ante su compañía comercializadora de referencia. Y si no se paga ese peaje, no hay opción de que la eléctrica modifique la modalidad del contrato en vigor. Quienes solicitan ese cambio lo hacen porque saben que una tarificación de discriminación horaria (con horas valle desde las 23 hasta las 13 horas en verano; y desde las 22 hasta las 12 en invierno) les supone un ahorro que, de media, se encuentra en el entorno de los dos euros cada mes.

Pero al tener que pagar la tasa de 11 por realizar ese cambio, el beneficio real no llegará a materializarse en sus bolsillos hasta que, al menos, no transcurra medio año desde que se aprueba la modificación. A partir de ese momento, ya estaría amortizado el gasto.

El origen de esta factura obligatoria de 11 euros proviene de los denominados derechos de enganche. Esto es, las actuaciones que tenían que realizar los técnicos de las compañías distribuidoras de luz para reprogramar el contador a la nueva tarifa de acceso contratada.

Pero ahora, en la mayor parte de los casos ya no es necesaria esa intervención de un profesional al haberse extendido la implantación de los contadores inteligentes en prácticamente el 100% de los hogares, apuntan en la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).

Con este tipo de aparatos de medición del consumo con telegestión, casi todas las operaciones que impliquen un cambio de potencia se pueden realizar de forma remota. Es decir, no sería necesaria la presencia física del operario. Por eso, el organismo presidido por José María Marín Quemada viene recomendando en los últimos años que se suprima este cobro.

La patronal, en contra de suprimir la tasa

Fuentes del sector energético discrepan del criterio de la CNMC. Por una parte, porque apuntan que la normativa «no limita el poder cobrar por una actuación en función de si se lleva a cabo «in situ» o no». Además, esas mismas fuentes recuerdan que las actuaciones remotas «no son gratuitas», ya que suponen un coste para la empresa. E incluso indican que el coste de los 9,04 euros por actuación, cuando es necesario un operario, resulta «claramente insuficiente» cuando este tiene que desplazarse. Las estimaciones del sector consideran que el ahorro por el uso de la tarifa nocturna alcanza los 212 millones al año, entre 20 y 25 euros por hogar. Además, si esas viviendas rebajasen la potencia a la que realmente precisan, el ahorro alcanzaría los 45 anuales. En la tarifa de dos tramos hay 747.523 clientes, el 6,7% del total.