Los alquileres han subido un 50 % desde el fin de la crisis; los pisos a la venta, diez veces menos

G. Lemos LA VOZ

ECONOMÍA

Atlas

Jóvenes, inmigrantes y asalariados con bajos ingresos son los más castigados por el alza de las rentas, que en A Coruña roza el 30 %

02 ago 2019 . Actualizado a las 11:19 h.

Por mucho que en el sector se resistan a hablar de burbuja, el mercado del alquiler se ha calentado tanto en los últimos años que está estrangulando la economía de muchas familias, especialmente de aquellas en una situación económica precaria. Lo constató este jueves el Banco de España, que en un informe alertó del fuerte encarecimiento de la oferta de arrendamiento residencial en los últimos cinco años. Tras marcar mínimos a finales del 2013, los precios en este mercado crecieron un 50 % en los siguientes cinco años, hasta mayo del año pasado.

Pese a la falta de estadísticas oficiales, el documento, que usa como fuente índices no oficiales, como los elaborados por los portales inmobiliarios de Internet, concluye que el coste de un alquiler ha crecido casi diez veces más que los precios de las casas que están a la venta, que han subido un 6,8 % desde el 2013 (aunque el repunte es mayor, del 14,5 %, si se mide respecto al último trimestre del 2016, que fue cuando ese mercado de la compraventa tocó suelo).

Pero las subidas no han sido homogéneas en todo el país. Las mayores se registran en las grandes ciudades (Madrid y Barcelona) o en aquellas con elevada concentración turística (como las de la costa mediterránea o las islas), pues a la presión de la escasa oferta se suma la competencia del alquiler vacacional y la irrupción el mercado de fondos que han visto en el arrendamiento una alternativa de inversión, por su alta rentabilidad. En Galicia, solo A Coruña, con un alza que roza el 30 %, se cuela entre las quince provincias con mayores incrementos, mientras que en Lugo y Pontevedra el repunte no llega al 20 % y Ourense, con cerca del 15 % está entre las diez donde menos se encarecieron los alquileres.

El informe incide además en que esas subidas impactan especialmente en aquellos colectivos con menos renta, como los jóvenes, los asalariados con contratos precarios o los inmigrantes, que tienen casi imposible acceder a una vivienda en propiedad y que ahora deben destinar hasta un 47 % de sus ingresos mensuales (la media en España está casi veinte puntos por debajo) a pagar la mensualidad del piso, la cuarta mayor tasa de esfuerzo en las economías desarrolladas.