La venta de las plantas de Alcoa ya solo depende de la solvencia de Parter

La Voz REDACCIÓN - LA VOZ

ECONOMÍA

EDUARDO PEREZ

El apoyo de los sindicatos aceleró la firma de la compraventa entre las dos empresas

05 jul 2019 . Actualizado a las 19:13 h.

La venta de las plantas de Alcoa en A Coruña y Avilés al fondo suizo Parter Capital amenazaba con eternizarse y acabar convertida en el culebrón del verano. Pero, en la madrugada del viernes, todo se precipitó. Los representantes de los trabajadores de las factorías dieron por fin el visto bueno a la operación, evitando, con ello, la aplicación del ERE de extinción que afectaba a 268 de los 700 empleados de las dos fábricas de aluminio. Tampoco tenían muchas más opciones. Negarse a dar el plácet habría supuesto despidos y el cierre de las plantas.

Logrado el ansiado visto bueno de los comités de empresa, Parter y Alcoa se apresuraron a firmar el acuerdo. ¿Para qué esperar más? Ahora ya solo queda un paso para el cierre definitivo de la operación. Que el comprador ponga sobre la mesa las garantías financieras que la multinacional norteamericana le exige para desprenderse definitivamente de las plantas: 30 millones de dólares (26,3 millones de euros). Que demuestre que tiene el suficiente músculo financiero para hacerse cargo de la plantilla y la actividad de las factorías.

Tiene hasta el 31 de julio para recabar los avales necesarios, mediante un contrato de crédito o préstamo respaldado por un banco que cuente con el visto bueno de Alcoa. Al margen de lo que ponga Parter, la multinacional del aluminio prevé desembolsar entre 100 y 130 millones de dólares (entre 89 y 116 millones de euros al cambio actual) en la operación. En función de si se cierra la compra o hay que ejecutar el ERE. Porque, en el caso de que Parter no cumpla, los despidos se ejecutarían el 1 de agosto.

El presidente del comité de empresa de la planta de A Coruña, Juan Carlos López Corbacho, tras doce horas de intentas negociaciones en Madrid, reconocía ayer de regreso a la factoría gallega: «Para nosotros es muy importante el capítulo cerrado. Sin él no podríamos cerrar el siguiente, el día 31. Lo que hicimos fue aceptar las exigencias que planteaba la empresa para que se puedan vender las plantas. A partir de ahí, el día 31 toca seguir luchando para mantener la viabilidad de la fábrica y de los empleos. Ese es nuestro único objetivo desde el principio», reiteró López Corbacho.

Satisfacción en el Gobierno

Desde el Gobierno central, el secretario general de Industria, Raúl Blanco, agradeció «el esfuerzo de los representantes de los trabajadores y de los técnicos del ministerio». Blanco animó a asumir «con toda la prudencia» el acuerdo que «garantiza el 100 %

del empleo para las 700 familias afectadas y una solución integral» para las plantas.

También Alcoa valoró positivamente el acuerdo. «Es una buena noticia que los representantes de los trabajadores hayan alcanzado un acuerdo en relación a la venta. Este es un paso muy importante dentro del proceso para avanzar en la adquisición de las plantas por Parter Capital». Y quiso también la multinacional estadounidense agradecer su apoyo al Gobierno central y a los de Asturias y Galicia, así como a los representantes de los trabajadores».

El precio de la energía, la asignatura pendiente

El visto bueno de los sindicatos al acuerdo para la venta de las plantas de Alcoa ha supuesto todo un respiro. Tanto para los trabajadores como para las Administraciones gallega, asturiana y central. En octubre se cumplirá un año desde que la multinacional anunció el cierre de la actividad en las factorías. El motivo: el elevado coste de la energía. Ese que ha hecho que las cubas de electrolisis estén paradas desde febrero, a la espera de que un precio más competitivo de la energía le permita a los nuevos propietarios reanudar la producción de aluminio primario.

Porque ese es precisamente uno de los obstáculos con los que se topará Parter en su camino: la factura eléctrica. Tanto que se han comprometido a garantizar el empleo y la actividad durante dos años. Más allá, depende de lo que le cueste la electricidad.

Solo el prometido Estatuto del Consumidor Electrointensivo puede enmendar la situación, rebajando la factura eléctrica de empresas como Alcoa, dándoles estabilidad y haciéndolas viables.

En el cajón

El Ejecutivo de Pedro Sánchez prometió que lo sacaría adelante, pero la convocatoria adelantada de elecciones lo dejó en el cajón. Se ha comprometido a recuperarlo. Pero, de momento, no hay nada.

Y es en la necesidad de ese documento en la que insisten desde el Gobierno gallego, una y otra vez. Así lo volvía a dejar claro ayer el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo. «Aos traballadores non lles podemos mentir, non lles vamos mentir nunca. Non precisamos parches para Alcoa, senón solucións e a solución para Alcoa, para Megasa, para Ferroatlántica, para Acerinox, para todas as empresas electrointensivas en España é un prezo concreto da enerxía, para que poidan producir con seguridade». Y recordaba el jefe del Ejecutivo gallego que, de hecho, «a proposta de Parter é unha proposta de dous anos condicionada ao prezo da enerxía. Sen o estatuto, será unha solución provisional. Sen un prezo estable, os traballadores de Alcoa non terán un posto de traballo definitivo. Dentro de dous anos volveremos estar na corda floxa», remarcó.

Sobre la postura mantenida por la Xunta en la crisis de la empresa, criticada por la plantilla, Feijoo replicó: «Sentímonos moi tranquilos, tivemos unha posición honesta y definió a su gabinete como el «aliado» de los empleados.

En la misma línea se manifestó su conselleiro de Industria, Francisco Conde, quien celebró que al fin Alcoa y los sindicatos hubiesen alcanzado un acuerdo. Para acto seguido reclamar con urgencia un precio eléctrico competitivo y echarle en cara al Gobierno en funciones que no está asumiendo los compromisos adquiridos.

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