Ambos funcionarios, y de mundos completamente distintos (él estudió Administración de Sistemas Informáticos y ella Criminología), empezaron con una inversión de 25.000 euros, «y ahí seguimos, luchando por abrirnos hueco, por crecer». Acaban de poner en marcha una campaña de crowfunding en la plataforma Kickstarter, para recaudar fondos con los que fabricar su primera colección. «La lanzamos el 17 de junio. Nuestro objetivo era llegar a los 18.000 euros. En una semana habíamos vendido trescientos pares, y cumplidos los diez días del estreno, habíamos recaudado 23.000 euros», comenta. La fórmula de micromecenazgo elegida incluye recompensa. «Con ese dinero haremos zapatillas para todas esas personas que han confiado en nosotros». El precio especial de lanzamiento será de 59 euros, un importe que ascenderá hasta los 89 cuando se pongan a la venta en el canal on-line y dispongan de algo de stock. «Nos llegan pedidos de todas partes pero fundamentalmente de España y Alemania». El surtido abarca tallas desde la 36 a la 46, aunque ya estudian la posibilidad de hacer zapatillas infantiles y hasta personalizables, «cuando alcancemos unas ventas fijas y eso sea viable económicamente».
Por cada par, un árbol
BeFlamboyant se compromete a plantar, en zonas de California asoladas por incendios, un árbol por cada par de zapatillas vendidas. Pero, ¿por qué no en Galicia? «Claro que me gustaría que fuese aquí -reconoce Jorge- pero hasta ahora, todos los intentos han sido en vano. Hemos escrito a viveros, asociaciones... Desde aquí hago un llamamiento por si hay alguien interesado en colaborar».