La saudade tiene premio: 6.500 euros para los emigrantes que regresen a Portugal con contrato

Lucía Vidal REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

EP

El Gobierno luso busca seducir de este modo a la población que se marchó del país con la crisis

26 jun 2019 . Actualizado a las 11:47 h.

Llevar fuera del país desde al menos el 31 de diciembre del 2015, haber vivido lejos un mínimo de doce meses, y haber firmado un contrato de trabajo entre el 1 de enero de este año y el 31 de diciembre del 2020. Son los requisitos para acceder a la ayuda de hasta 6.500 euros que concederá, desde el 1 de julio, el Gobierno de Portugal.

Este pago único, aprobado el pasado mes de marzo en Consejo de Ministros, va destinado tanto a portugueses como a descendientes de portugueses y está enmarcado en el Programa Regresar. El secretario de Estado de Empleo, Miguel Cabrita, se apresuró a matizar que «no se trata de que las personas vengan a Portugal a buscar empleo, sino a trabajar». El Instituto de Empleo y Formación Profesional del país luso (IEFP) calcula que se podrían aprovechar de este plan unas 1.500 personas, para las que se han reservado diez millones de euros.

Buena parte de esa cuantía se corresponde con una «subvención de retorno» de 2.614,56 euros, un valor que puede ascender al 10 % por cada miembro de la familia que lo acompañe. Los costes de los viajes del propio trabajador y de su familia también se comparten hasta un límite de 1.307 euros. El transporte de bienes y personas se apoyará hasta un máximo de 871,52 euros. Y por último, el emigrante o lusodescendente puede recibir 436,76 euros por el reconocimiento de las capacidades académicas o profesionales.

Un país menguante

El envejecimiento de la población es uno de los principales desafíos demográficos a los que se enfrenta Portugal. Es el quinto país más anciano de Europa (la esperanza de vida supera ya los 80 años y la media de edad, los 44), la tasa de fecundidad arroja una media de 1,23 hijos por mujer (menos incluso que España), lo que supone una caída del 60 % desde 1960, y veintitrés de cada cien municipios cuentan con más personas jubiladas que trabajadores en activo.

Las autoridades son conscientes de la dificultad de atraer a los que en su día se marcharon: «Los programas de retorno de emigrantes son complejos. De la misma manera que las personas no toman a la ligera la decisión de salir, regresar tampoco es una cosa inmediata», reconoció el secretario de Estado de Empleo. Si en el 2010 eran menos de 24.000 los emigrantes permanentes (aquellos que llevaban residiendo fuera de Portugal un año o más), doce meses después esa cifra creció hasta los 44.000, alcanzándose el pico en el 2013, con 53.786 portugueses viviendo fuera del país.

Una encuesta realizada por la Asociación de Empresarios de Portugal (AEP) a más de mil jóvenes reveló el perfil de los trabajadores que estaban haciendo las maletas: el 85 % tenía licenciatura, grado, máster o doctorado, estaban especializados en ingeniería, biología, bioquímica, economía e informática, y vivían en países europeos, España entre ellos. Cerca de un tercio afirmó que no pensaba regresar.