Fiat y Renault engranan un gigante capaz de ahorrar 5.000 millones al año

Manoli Sío Dopeso
m. sío dopeso REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Jonathan Ernst

Huérfanos de líder, sin Marchionne ni Ghosn, juntos cambiarán el orden mundial del automóvil

28 may 2019 . Actualizado a las 07:58 h.

Se fragua un vuelco inédito en el orden mundial de la industria del automóvil. Después de semanas de negociaciones secretas y de consultas entre Gobiernos, el italoestadounidense Fiat Chrysler Automóviles Group (FCA) confirmó este lunes lo que era ya un secreto a voces, que su propuesta formal de fusión para crear el tercer mayor fabricante de el planeta está ya sobre la mesa del constructor francés Renault.

Si el engranaje puesto en marcha se consolida, los dos grupos sumarán una producción conjunta de 8,7 millones de coches al año. Pero lo más interesante para ambos es la economía de escala, especialmente en el desarrollo de nuevas tecnologías de electrificación y conducción conectada, que les permitiría ahorrar hasta 5.000 euros al año.

«Estas sinergias resultarían principalmente de la convergencia de plataformas de montaje [es decir, de centros de producción], de la combinación de inversiones en motorización y electrificación y de economías de escala», explicó una fuente de Fiat al periódico económico francés Les Echos.  

La confirmación de las negociaciones fue inmediatamente bienvenida por los inversores. En París, Renault se disparó un 15 % en la apertura de la bolsa, al tiempo que su compatriota PSA, que también rondaba desde hace meses al constructor de origen italiano perdía casi un 3 %. Y en Milán, los títulos del fabricante italianoestadounidense se dispararon más de un 15 %.  

Economía de escala

El Gobierno francés no tardó en pronunciarse «a favor» de este proyecto. Pero «es necesario que las condiciones en las que se lleve a cabo esta fusión sean favorables para el desarrollo económico de Renault y, obviamente, para sus empleados», advirtió, el portavoz, Sibeth Ndiaye.

Según la propuesta de fusión presentada por FCA a la cúpula del fabricante francés, la nueva sociedad sería propiedad al 50 % de los accionistas de uno y otro grupo. Al final de la operación, se crearía una nueva empresa matriz en los Países Bajos bajo la ley holandesa y se organizaría en torno a una «estructura de gobierno equilibrada», supervisada por un consejo de 11 miembros. La mayoría serían independientes. Renault y FCA tendrían el mismo número de representantes, mientras que Nissan tendría derecho a un asiento. El nuevo grupo estaría presidido por John Elkann, representante de la familia Agnelli, que controla el 29 % de FCA. Y la dirección general quedaría en manos de Jean-Dominique Senard, quien reemplazó a Carlos Ghosn como presidente de Renault en enero pasado.

De este modo, los dos constructores, huérfanos de liderazgo tras el fallecimiento de Sergio Marchionne (Fíat Chrysler) y la suspensión de Ghosn, dos referentes mundiales del sector, avanzan en la consolidación de un nuevo campeón mundial de automoción que supere al número uno actual, Volkswagen.

Juntas, las marcas del grupo Renault (Renault, Dacia, Alpine, Lada) y FCA (Fiat, Alfa Romeo, Lancia, Maserati, Chrysler, Dodge, Jeep) suman casi 9 millones de vehículos vendidos. Pero si la nueva alianza Renault-FCA asociara también a los asiáticos Nissan y Mitsubishi (Grupo Renault), lo que aún no se sabe, el nuevo gigante alcanzaría los casi 16 millones de coches al año. Lo nunca visto en la automoción.

De hecho esta gran gama de marcas es la clave que justifica este gran proyecto industrial. Fiat ha explicado que la fusión permitiría construir un grupo mejor posicionado en la mayoría de los principales mercados mundiales y realizar considerables sinergias. «Esta unión crearía una cartera de enseñas que cubren todos los segmentos clave del mercado, desde marcas de lujo y premium como Maserati y Alfa Romeo, hasta otras de consumo como Dacia y Lada, pasando por las icónicas Fiat, Renault, Jeep y Ram, así como vehículos comerciales», aclaró la empresa. 

Eso sí, Fiat ha querido tranquilizar a los Gobiernos de Francia e Italia asegurando que las economías de escala que buscan no tendrán consecuencias sobre las plantillas, porque no están previstos recortes de empleos. «Este acercamiento no llevaría a cierres de fábricas», ha garantizado. 

Ghosn vence a Tavares

En todo caso, lo que todo el mundo ve en esta negociación es la victoria póstuma de Carlos Ghosn sobre el presidente de PSA Carlos Tavares. Sabedor del interés del grupo galo, propietario de la planta gallega PSA Vigo, por Fiat Chrysler, Ghosn había iniciado conversaciones con la familia Agnelli, el mayor accionista de Fiat con una participación del 29 % para una alianza. PSA, que ya se había hecho con el grupo alemán Opel en el 2017, se encontraba en la mejor posición para firmar un acuerdo con el fabricante italiano quien a su vez ya había establecido una alianza con Chrysler en el 2009.

Carlos Tavares, había recibido carta blanca de la familia Peugeot (principal accionista de PSA) para llevar a cabo estas negociaciones. Pero el ex número 2 de Renault, que fue despedido por Carlos Ghosn antes de liderar PSA, no consiguió llegar a un acuerdo con John Elkann, actual presidente de FCA y nieto de Giovanni Agnelli.