Botín y Fridman pactan la salvación de Dia

La Voz AGENCIAS

ECONOMÍA

Sergei Karpukhin | Reuters

El acuerdo entre los acreedores y LetterOne incluye nuevas líneas de liquidez y no pagar la deuda hasta el 2023

20 may 2019 . Actualizado a las 23:27 h.

El reloj corría en contra de Dia. Y la salvación llegó. Al límite. Pero llegó. LetterOne, accionista mayoritario de la cadena de supermercados, y el Banco Santander, su principal prestamista, alcanzaron ayer un acuerdo in extremis que permitirá a la empresa de distribución capear el temporal y evitar el concurso de acreedores. Ayer era el último día para que la firma de distribución resolviese la situación de patrimonio negativo en la que se encontraba desde el mes de diciembre.

LetterOne tenía un plan. Tras lanzar una opa y hacerse con casi el 70 % del capital de la compañía, el fondo capitaneado por el magnate ruso Mijhail Fridman proponía una inyección de 500 millones a través de una ampliación de capital para lograr la salvación. Pero tenía dos requisitos. El primero, que la opa lanzada en abril prosperara (un condición lograda la semana pasada) y, en segundo lugar, convencer a los prestamistas de la necesidad de prorrogar el pago de un crédito de 912 millones. De los 17 bancos acreedores a los que la firma de distribución debía este monto, solo faltaba la firma del Santander.

Hubo que esperar hasta el lunes, unas horas antes de que terminara el plazo, para que el apretón de manos entre Ana Botín y Mijhail Fridman llegara. El acuerdo incluye el aplazamiento de la deuda hasta el 2023 y, además, nuevas líneas de financiación por 380 millones con las que Dia podrá sufragar «las necesidades de liquidez». Esta inyección de fondos se dividirá en tres: una línea de financiación de 200 millones por tres años, otra de 100 millones por otros tres años que solo se ejecutará una vez recibida íntegramente la anterior, y una última de 80 millones por un año dirigida exclusivamente a las operaciones con proveedores.

En juego estaba la supervivencia de la que actualmente es la tercera mayor cadena de supermercados del país, un negocio que da empleo a más de 43.000 personas y que cuenta con más de 3.000 franquiciados y unos 1.000 proveedores.

Como ya viene siendo habitual en los últimos meses, Dia firmó su tabla de salvación con el aire de culebrón que ha impregnado los últimos capítulos de su historia. La primera en anunciar la fumata blanca fue la presidenta del Santander: «Finalmente el presidente de LetterOne se ha comprometido a trabajar para eliminar la discriminación entre bonistas y bancos de Dia, lo que creemos es un tratamiento justo. Santander de manera responsable ha decidido apoyar a Dia y sus empleados», aseguraba a través de su cuenta de Twitter.

Así hacía referencia Botín al que se ha convertido en el principal escollo de la negociación. El punto más importante de fricción entre ambas partes era el trato discriminatorio que Fridman daba a los bonistas y a la banca. Y es que, mientras que los primeros iban a cobrar todo -especialmente el vencimiento de la emisión de julio de este año por 300 millones-, las entidades financieras deberían esperar pacientemente hasta el año 2023 para ver amortizados sus créditos.

A pesar de las reticencias de Botín, el acuerdo incluyó la mayoría de las peticiones de Fridman.