Andalucía, Asturias y Europa del este surten de trabajadores al naval gallego

Manoli Sío Dopeso
m. sío dopeso VIGO / LA VOZ

ECONOMÍA

Oscar Vázquez

Astilleros y auxiliares crearon 1.440 empleos en el 2018, pero necesitan un millar más

18 abr 2019 . Actualizado a las 22:11 h.

Los astilleros gallegos firmaron quince nuevos contratos en el 2018 y cuatro más en lo que va de año. Tiene en cartera 31 unidades, que habrán de entregar hasta el 2022, y aún hay sitio para más, porque el reparto de pedidos es desigual. De media, las instalaciones productivas aún están al 70 % de su capacidad, según el balance de actividad que hizo ayer Asime, la patronal gallega del metal, en el que la falta de mano de obra sobresale como uno de los principales talones de Aquiles.

Esta buena cartera de pedidos de los astilleros ha venido a confirmar los temores que, desde hace tiempo, venían mostrando tanto los sindicatos como las organizaciones sectoriales Asime (metal) y Aclunaga (clúster naval): no hay suficiente mano de obra cualificada en Galicia, y el sector está obligado a garantizar las entregas en plazo.

Según el informe anual de Asime, la construcción naval tiene en estos momentos 12.000 trabajadores. La plantilla ha crecido un 12 % en el 2018 (ganó 1.440 empleados), pero necesita más mano de obra, en especial en los astilleros de la ría de Vigo y Pontevedra. En concreto, un millar de trabajadores más, 600 para incorporarse a lo largo de este año, según Enrique Mallón, el secretario general de la patronal gallega del metal.

Hay planes de formación en marcha, que han dado sus frutos con la incorporación de operarios locales pero, ante la necesidad, la industria auxiliar lleva meses empleando mano de obra de fuera de Galicia para cumplir las contratas en los astilleros.

El sector no atrae

El desembarco de operarios cualificados se está produciendo incluso a través de la subcontratación de empresas enteras procedentes de comunidades en las que las cosas no van tan bien para el naval, como Asturias o Andalucía; y el sector constata la presencia de numerosos operarios procedentes de Europa del Este.

Mallón reconoce que las acciones formativas y el intento de las empresas por «atraer» a trabajadores no han tenido el éxito esperado: «Hay empresas que están descartando proyectos porque no tienen gente».

¿Por qué se ha llegado a este extremo? Dicen las empresas que, con la crisis, se bajó la intensidad en los planes de formación, en parte por la reducción de ayudas públicas y en parte porque las empresas han tenido menos capacidad económica para afrontar ese tipo de costes.

Hay otro inconveniente añadido, que destacan fuentes sindicales consultadas al respecto, y es que no son empleos con grandes salarios. Los sueldos rondan en la mayoría de los casos los 1.200 euros brutos mensuales, según los datos que manejan. «El sector no es capaz de ofrecer continuidad a este repunte, y mucho menos buenos salarios, y los que se han marchado a Holanda o Noruega no están dispuestos a volver», dicen los sindicatos.

Desde la patronal, la visión es otra. «Las condiciones son buenas. Tenemos uno de los mejores convenios. Estamos haciendo esfuerzos para intentar traer a gente que se ha ido. Pero es cierto que está costando. Tendremos que hacer más atractivo el sector y explicar mejor las condiciones. Ahora estamos en condiciones de garantizar estabilidad», explica Enrique Mallón.

El naval gallego cerró el 2018 con 1.325 millones de euros de negocio y el 56 % de la cartera de pedidos del sector en España.

La industria del metal crece por octavo año consecutivo

Después de una década de complicaciones, marcada por un tímido pero sostenido crecimiento durante los últimos 8 años, el metal gallego habla por fin de recuperación. Y lo hace, según las cuentas cerradas del 2018, con un volumen de ingresos que supera los 13.400 millones de euros, un 3 % más que en el 2017. Con el negocio, creció también un 3,4 % el empleo, con más de 66.600 trabajadores, según los datos del informe anual presentados ayer por Asime.

El secretario de la patronal gallega del metal, Enrique Mallón, destacó que, además, también ha aumentado la actividad empresarial, con un incremento del 3 % en la creación sociedades, lo que eleva a 3.777 las compañías del sector en Galicia.

La balanza comercial del 2018 dio un resultado positivo, con el alza del 5,7 % en las exportaciones (por valor de 8.435 millones de euros) y un aumento de las importaciones del 12,3 %, aunque con menor valor que las ventas en el exterior (8.054 millones).

Por todo ello, Mallón concluyó que el 2018 ha sido «un buen año» para el sector, con unos datos que afianzan lo afianzan como el principal motor del PIB gallego, que se mueve ya casi en las mismas magnitudes de antes de la crisis.

Pero advirtió también que estas industrias «no están libres de amenazas». Citó entre las debilidades posibles, la amenaza del brexit, el coste energético o la demanda de más personal cualificado que, en el conjunto del sector, incluido el naval y la automoción, cifra en más de 2.000 nuevos empleados.