Navantia irrita a su plantilla gallega con el desvío de trabajo a Cádiz

Beatriz García Couce
beatriz couce FERROL / LA VOZ

ECONOMÍA

Delegados de la industria auxiliar y miembros del comité de Navantia Ferrol se concentraron esta mañana en la entrada del astillero
Delegados de la industria auxiliar y miembros del comité de Navantia Ferrol se concentraron esta mañana en la entrada del astillero La Voz

El comité alerta de que habrá dos años de parón en Ferrol antes de las F-110

13 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La decisión de Navantia de desviar parte del trabajo del último pedido de eólica marina del astillero de Fene al de Puerto Real ha suscitado las críticas de los representantes de la plantilla gallega de la compañía. Una de las cinco plataformas flotantes del proyecto Kinkardine, un recinto que promueve la española Cobra en aguas escocesas, será fabricada en la factoría gaditana, restando a la ría ferrolana 240.000 de las 1.250.000 horas de trabajo del encargo.

Javier Galán, presidente del comité de empresa de Navantia Ferrol y también del intercentros de la compañía, ha denunciado esa situación, por cuanto se produce en un contexto en el que ni siquiera la factoría de Perlío tiene saturadas sus instalaciones.

Navantia y Windar Renovables lograron a finales de febrero ese pedido, que implica más de un millón de horas de trabajo, y que está a punto de arrancar en las instalaciones del astillero de Fene. El parque de Kinkardine, ubicado a 15 kilómetros de Aberdeen, contará con cinco aerogeneradores de 9,5 megavatios de potencia.

En estos momentos, en esa planta están finalizando el único encargo ya en marcha, que implica la construcción de una plataforma semisumergible para un parque portugués.

Cumplir los plazos

La empresa pública justifica el desvío de parte de la tarea en que el encargo tiene un plazo de ejecución muy ajustado, ya que los cinco componentes deben estar listos en abril del 2020. Además, Navantia sostiene que prevé duplicar la capacidad del astillero de Fene en el mercado de la eólica marina y que ese proyecto lo hará en colaboración con el astillero de Puerto Real. Así, podría pasar de fabricar entre 40 y 50 jackets al año a duplicar esas cifras, cubriendo de este modo las necesidades de un proyecto completo.

Javier Galán incidió en que, aunque entienden que Navantia es una compañía con varios centros, y que la factoría de Puerto Real cuente con problemas de ocupación, cuestionan que ese desvío desde Fene se efectúe en un momento en el que también está decayendo la faena en el astillero ferrolano, con el programa de los dos buques logísticos australianos muy avanzado. El primero de los dos navíos está a punto de entrar en fase de pruebas, mientras que el segundo será botado durante el verano.

Por ello, Galán, que compareció públicamente acompañado de una concentración de delegados de las industrias auxiliares que trabajan en la factoría, advirtió que, a partir del año que viene, y hasta el 2022, en que comience la construcción de las fragatas F-110 para la Armada española, habrá un bienio sin ocupación en las plantas locales. Así, reclamó al Gobierno que contrate un buque de aprovisionamiento en combate para la Armada española, que serviría para paliar ese bajón y evitar que un gran número de operarios auxiliares -actualmente hay unos 2.000- pierdan sus empleos. Ahora hay unos 2.000 trabajadores de firmas navales destinados a las obras de ambas plantas gallegas.

Los sindicatos de Navantia anuncian que irrumpirán en la campaña para trasladar sus demandas a los partidos. En este sentido, Galán reprochó al que fue ministro de Defensa del PP, Pedro Morenés, el haber dilatado la licitación de las F-110 debido a sus intereses por cambiar el tipo de misil que portarían.

Un prototipo

Aunque está previsto que la firma del contrato de construcción de las F-110 se produzca este mismo mes, durante al menos los dos próximos años no se iniciarán los trabajos físicos de construcción en los talleres, centrándose hasta ese momento el astillero en las tareas de ingeniería.

Los representantes de los trabajadores abogan por que la Marina venda el Patiño a otro país y encargue uno nuevo a Navantia.

La firma argumenta su decisión en la necesidad de cumplir los plazos de entrega