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Granjas gallegas, sobresaliente en respeto al entorno y mimos animales

Xoán Ramón Alvite Alvite
X. R. Alvite REDACCIÓN / LA VOZ

GANADERÍA

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Solo 500 de las 28.000 inspecciones realizadas el año pasado acabaron en sanción

06 may 2019 . Actualizado a las 15:53 h.

Las explotaciones ganaderas gallegas aprueban con nota tanto en lo referente al bienestar de sus animales como en el cuidado y respeto por el medio ambiente. Esa es, al menos, la principal conclusión que se extrae de las 28.088 inspecciones realizadas el año pasado por parte de la Consellería do Medio Rural y que acabaron con tan solo 491 expedientes de sanción, apenas el 2 % del total. En estos controles, la Administración autónoma vigila aspectos tan variados como la higiene de la explotación y las instalaciones, la sanidad, el bienestar y la alimentación de los animales o la gestión de los residuos producidos por las granjas, incluidos los relativos a los cadáveres de las reses.

De sobresaliente es también el cumplimiento de las normas de condicionalidad de la política agraria común, un conjunto de obligaciones que establece Bruselas para poder acceder a las ayudas públicas. En este caso, en los últimos tres años tuvieron que cumplir con estas normas una media de 24.000 beneficiarios en Galicia, registrándose un promedio de incidencias del 0,26 %. La normativa de condicionalidad de la PAC trata de garantizar que los perceptores de las ayudas europeas contribuyen al mantenimiento de los hábitats naturales y agrarios, evitando el deterioro de recursos como el agua y el suelo. La correcta utilización de fertilizantes y fitosanitarios, el manejo del ganado en condiciones de bienestar y salud o la trazabilidad de los productos agrarios son otras de las cuestiones por las que vela esta normativa.

Purín

Un recurso valioso y no un residuo. Es uno de los aspectos que más preocupa al conjunto de la ciudadanía en tanto que una gestión inadecuada puede tener efectos muy perjudiciales para el entorno. Aunque la forma de aplicarlo genera cierta controversia -los ganaderos prefieren seguir esparciéndolo de forma aérea mientras que Europa prefiere el inyectado en el terreno- lo cierto es que el purín y su utilización agraria llevan años sometidos a numerosos controles que van desde las dimensiones de las fosas que lo albergan hasta las condiciones climatológicas en las que debe o no aplicarse. Galicia dispone desde hace veinte años de un código de buenas prácticas agrarias que, por ejemplo, establece las condiciones de aplicación en tierras próximas a cauces de agua, en períodos de lluvias intensas o en terrenos con pendiente. Además las granjas más grandes que realicen ampliaciones deben someterse a un informe de incidencia ambiental antes de obtener los permisos para llevar a cabo las obras.

Fitosanitarios

Desde el origen hasta los envases vacíos. Actualmente se realiza un control exhaustivo de la utilización de productos químicos que va desde el momento mismo de la compra hasta la destrucción de los envases. Desde finales del 2015 resulta obligatorio disponer del carné profesional para adquirir y aplicar productos fitosanitarios. Las tiendas deben anotar el DNI del comprador y hacerse cargo de los envases vacíos. Las obligaciones de los profesionales no terminan una vez aplican el producto en sus fincas ,sino que además deben llevar un cuaderno de explotación en el que habrá de figurar todo lo relativo a su actividad fitosanitaria. Desde la fecha de aplicación de un producto hasta la cantidad empleada y dónde. No disponer de este cuaderno puede dar lugar a sanciones e importantes descuentos en las ayudas de la PAC. El control se completa con la revisión de las máquinas con las que se aplican. La ley prevé inspecciones para los aparatos de más de cien litros. Además tendrán que estar en el Registro Oficial de Maquinaria Agrícola y pasar inspecciones periódicas cada 3 o 5 años.

Bienestar animal

Apuesta por las vacas felices. Un reciente estudio elaborado por investigadores del Departamento de Anatomía e Produción Animal de la Facultade de Veterinaria de Lugo señala que el 97 % de las explotaciones gallegas superan los parámetros mínimos establecidos en el protocolo Welfare Quality, una estándar de calidad financiado por la Comisión Europa que busca la integración del bienestar de las reses en la cadena de calidad alimentaria y que se centra en el análisis de cuatro aspectos básicos: estado sanitario, alimentación, alojamiento y comportamiento de las vacas. Para evaluarlos se revisan y puntúan más de una treintena de variables distintas que van desde la limpieza general de los animales hasta la facilidad para acceder a la comida o el agua, pasando por la forma en la que la vaca interactúa con el ganadero, la facilidad para moverse por las instalaciones o el material utilizado para elaborar las camas sobre las que descansan.