Cambio de hora: el peor enemigo de los empresarios

L. Vidal

ECONOMÍA

Ilustración: María Pedreda

El cambio horario se traduce en más bajas, menor productividad, y costes adicionales. Incrementa los riesgos de sufrir hipertensión, migraña y accidentes de tráfico y laborales. Además, eleva las tasas de robo y suicidio

29 mar 2019 . Actualizado a las 11:18 h.

A las dos de este domingo serán las tres. Un giro de manecillas que, más allá de suponer que durmamos una hora menos, tendrá consecuencias en el ámbito laboral. De hecho, una duda que surge coincidiendo con esta práctica es si se debe retribuir esa hora de menos en trabajos nocturnos (los convenios colectivos suelen prever esta situación).

El cambio de hora, en este caso para la adaptación al horario de verano, que sigue siendo objeto de debate en Europa (la Eurocámara ha atrasado el fin de esta práctica hasta el 2021), comporta consecuencias sobre la salud física y mental, afecta a nuestro rendimiento en el trabajo y, por tanto, tiene efectos sobre las ganancias de las empresas.

Según un estudio del comparador de seguros Acierto, adelantar el reloj incrementa los riesgos de sufrir hipertensión y migraña y eleva las tasas de robo y suicidio, además de incrementar el número de siniestros en carretera -incluidos los percances in itinere-, debido a la suma de condiciones lumínicas distintas y escasez de horas de sueño.

Los ecos de la adaptación al nuevo horario se reflejan en la productividad de los trabajadores, que decrece. Las alteraciones en el organismo se manifiestan en forma de falta de concentración, inestabilidad, cansancio o sensación de debilidad, efectos que pueden durar en nuestro cuerpo hasta diez días. Además, tal y como se desprende de este informe, se disparan los accidentes laborales, sobre todo en los puestos más exigentes desde el punto de vista físico, donde las lesiones aumentan hasta un 6 %.

9 de cada 10 españoles están de acuerdo con eliminar el cambio de hora y mantener el de verano para siempre, circunstancia que beneficiaría sobre todo al sector turístico y hotelero, que ganaría horas de luz por la tarde. Un porcentaje que se encuentra por encima de la media europea, donde solo el 85% comulga con poner fin a esta práctica. En nuestro país, el ahorro derivado del adelanto se mueve entre el 0,1% y el 0,5%. Sin el cambio horario -apunta este informe-, se tendería a las jornadas intensivas, algo que favorecería la anhelada conciliación entre trabajo y familia. 

Si bien es cierto que el cuerpo humano tarda unos días en acostumbrarse al cambio horario, de los estudios consultados por Bruselas no se pueden extraer resultados concluyentes que apunten hacia un mayor beneficio o perjuicio. Es más, algunos documentos señalan problemas potenciales para sectores como el del transporte. Es el caso de las aerolíneas que ya tienen ordenadas las franjas de vuelo y planificados sus horarios con hasta 12 y 18 meses de antelación.

El final del cambio de hora

El Parlamento Europeo ha puesto fecha para terminar con el cambio de hora estacional: 2021. Ni un año más ni uno menos. Con 410 votos a favor, 192 en contra y 51 abstenciones, el hemiciclo ha aprobado el informe de la eurodiputada sueca Marita Ulvskog, en el que se establece un calendario claro para preparar a los ciudadanos y a la industria ante el fin inminente del baile de manecillas. La Eurocámara quiere ahora que los países de la UE opten definitivamente por uno de los dos horarios de la forma más coordinada posible a nivel regional para evitar distorsiones en el mercado único. Para eso han extendido una prórroga lo suficientemente extensa para que la industria se adapte. Y es que sectores como la aviación necesitan años para poder adaptar sus franjas horarias.

El optimismo de la Comisión y el respaldo de la Eurocámara contrasta con el rechazo del Consejo. Las cancillerías europeas dan rodeos para retrasar al máximo el fin del cambio horario. Más de una docena de países están en contra o mantienen reservas. Suecia, Finlandia, Alemania y Croacia quieren apurar los trámites, pero Portugal, Irlanda, Holanda y en menor medida España y Francia prefieren dilatar el calendario. Hay capitales que han solicitado tiempo adicional para elaborar informes completos y consultas con sectores, expertos y ciudadanos. Un proceso que algunos usan para esconder la iniciativa de la Comisión bajo la alfombra a la espera de que el nuevo Ejecutivo comunitario que salga de las elecciones del 26 de mayo se olvide del expediente. Los ministros no abordarán el asunto hasta finales de junio. Las perturbaciones que puede acarrear el fin del cambio horario podrían superar los beneficios y provocar fragmentaciones dentro del mercado interior si los países no coordinan su elección.

Las horas de luz

La hora exacta a la que el sol sale y se esconde varía en función de la provincia, una diferencia que se nota, sobre todo, en el mes de julio, cuando los días son más largos.

En los dos primeros días de julio, el sol salió a las 6.57 horas y se puso a las 22.18 en la provincia de A Coruña. En Ourense, ese mismo día, se hizo de noche seis minutos antes y amaneció un minuto después, por lo que gozaron de menos horas de luz que los coruñeses.

Si se compara con la provincia de Girona, la más oriental de la Península, se evidencian las dos realidades del huso horario en España. El 1 de agosto anocheció más de cincuenta minutos antes, mientras que el amanecer tuvo lugar a las 6.17 horas, cuando en Pontevedra faltaban todavía 45 minutos. Los madrugadores en la parte este del país son los más beneficiados con el cambio horario de otoño: el 1 de noviembre se hará de día a las siete y veinte de la mañana.