En el entorno de ese momento la compañía comenzó a ver con meridiana claridad el cambio que se avecinaba en el mundo, y no le quedó más remedio que coger el toro por los cuernos para acometer la catarsis. Se supone que lo contrario significaría estar muerto. Internet revolucionó su estrategia , que pasó por ponerse las pilas en el canal on-line y convertir a las tiendas físicas en tentáculos de un gigante que para seguir siendo lo que es no puede desatender ni a uno solo de sus clientes (ni a los que les gusta pasear por las calles, ni a los que están enredados en las redes y una tarde solucionan la compra de una camiseta que piden en tres o cuatro tallas diferentes para luego ir a cambiar a la tienda). Ese es el mundo que le toca vivir a la multinacional, que calcula que el proceso de transformación de tiendas -y el chorreo de inversión correspondiente- seguirá dentro de unos tres años aunque con menos fuerza. Mientras, en Internet tiene mucho por hacer.
Dicen los analistas que para saber la fortaleza del negocio es preferible analizar los datos presentados en moneda constante (sin tener en cuenta las oscilaciones de las divisas). Se constata que las ventas por Internet en un año se incrementaron un 27 %, hasta el entorno de los 3.217 millones, y las de las tiendas físicas fueron de 23.894, un 4,7 % más respecto al 2018. Hoy la facturación on-line del grupo representa un 12 % de la total, y un año antes era del 10 %. El porcentaje será cada vez mayor, explica Iván San Félix, de Renta 4. El modelo está en fase de expansión, lo que no debe ser un problema para la compañía que lo que quiere es crecer, de una manera o de otra.