Sandra Iglesias: «La carga mental también hay que repartírsela en casa»

Digna Casas REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Miguel Villar

La psicóloga analiza el trabajo silencioso de las mujeres en la planificación de la jornada familiar

08 mar 2019 . Actualizado a las 11:07 h.

Colegio, actividades extraescolares, pediatra, dosis adecuada de antitérmico cuando sorprende el virus de turno, llamada al fontanero si gotea... Toda una intendencia familiar que requiere de una pormenorizada planificación para que todo funcione. Se trata del esfuerzo intelectual que requiere la organización de la jornada de toda la familia y que mayoritariamente recae sobre la mujer, además de las tareas físicas, claro. Una labor ignorada ni remunerada ni reconocida socialmente que da pie a numerosos conflictos en el seno familiar, genera tensión, estrés y que en la mayoría de los casos nunca trasciende. Es lo que se denomina carga mental. La psicóloga Sandra Iglesias Rodríguez, experta en temas de género y de trabajo, aporta algunas claves de por qué se ha popularizado este concepto.

-¿Porqué se ha puesto tan de actualidad lo que se denomina carga mental y por qué no se había hablado de ella antes?

-Se viene usando desde hace mucho tiempo en el ámbito de la psicología del trabajo y las organizaciones, así como en el de la ergonomía, para referirse al esfuerzo cognitivo que requiere esa parte del trabajo que no es físico, sino intelectual. Es dentro del feminismo donde se ha popularizado, desde la publicación del cómic de Emma Clit Me lo podrías haber pedido, con esa acepción del trabajo de gestión que las mujeres terminan por asumir en la pareja para que las tareas del hogar y del cuidado de personas a cargo no se resienta.

-Todo un trabajo de intendencia invisible en el seno familiar.

-Hablamos de la gestión de una casa y de los miembros de su familia, lo que implica estar pendientes las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana de lo que se necesita: de qué hay que comprar, de cuándo son las citas en el pediatra, de las actividades extraescolares, las escolares y los deberes, una cremallera que se ha roto, un cumpleaños,… Es verdad que hoy en día los hombres realizan un mayor número de tareas domésticas que antaño, pero generalmente qué tareas hay que hacer y en qué momento, lo pautan las mujeres.

-Pero los hombres sí lo ejecutan en el ámbito profesional. De hecho, las empresas y organismos tienen departamentos específicos en materia de organización.

-Por supuesto. No se trata de que los hombres no sepan hacerlo o de que las mujeres estén más predispuestas a este tipo de tareas. Se trata de que el ámbito profesional pertenece a la esfera pública, que ha gozado siempre de un prestigio superior al de la esfera privada del ámbito doméstico y que, históricamente, ha estado dominada por los hombres, mientras que las mujeres quedaban relegadas a lo privado. Es por ello que las mismas tareas son valoradas y remuneradas cuando se realizan para una empresa o entidad, pero carece de todo prestigio cuando se hacen en tu propia casa. Nadie cobra por cuidar de sus propios hijos o hijas, pero sí por cuidar de los de otra persona, pues esa tarea de cuidado pasa a tener la consideración de trabajo.

-No se puede decir que no saben.

-No tiene que ver con poseer o no habilidades, sino con que históricamente las mujeres se han encargado de todo lo que tenía que ver con el hogar. Pero de todo, tanto de planificarlo como de ejecutarlo.

-El peso de la mayor parte de las tareas físicas recae sobre la mujer, pero también la labor de estrategia.

-Es que eso es la carga mental. De hecho, muchos hombres dirán que los quehaceres en sus casas están repartidos. Pero ¿cuántos interrumpen a la mujer o la llaman al trabajo para poder finalizar dichas tareas? ¿Para preguntar dónde está el bañador del niño o a qué hora exactamente empieza la clase de piscina?

-¿Se trata de otra renuncia deliberada de los hombres?

-Para algunos será deliberada; para la gran mayoría es continuar viviendo en una estructura patriarcal sin cuestionárselo.

-¿Existen pautas para corregir esta carga y repartir, también en este ámbito, las responsabilidades?

-Si las tareas domésticas ya están repartidas, la carga mental debería hacerse acorde. Cada miembro de la pareja debería gestionar aquellas tareas de las que se encarga, a menos que de mutuo acuerdo hubiesen decidido algo distinto.