Días de infarto para Abanca

Mario Beramendi Álvarez
mario beramendi SANTIAGO / LA VOZ

ECONOMÍA

XOAN A. SOLER

La CNMV da un plazo «improrrogable» de diez días hábiles a la entidad gallega para que manifieste su decisión o no de formular la OPA sobre Liberbank

25 feb 2019 . Actualizado a las 17:55 h.

La Comisión Nacional del Mercado de Valores ha dado a Abanca un plazo «improrrogable» de diez días hábiles para que manifieste su decisión o no de formular una OPA sobre Liberbank, incluyendo únicamente condiciones admisibles de conformidad con el Real Decreto de OPAs. Este plazo se inicia a partir de este lunes, coincidiendo con la recepción del requerimiento, según ha informado este lunes la entidad presidida Juan Carlos Escotet.

La entidad reguladora ha requerido esta mañana a Abanca que publique inmediatamente un anuncio corrigiendo aquellos aspectos de la información publicada en la tarde del pasado viernes que impiden considerarla como un anuncio de tan naturaleza y, en particular, eliminando toda referencia a la sujeción de la oferta a un proceso de revisión.

Este plazo anticipa una intensa semana de movimientos ante la que es la gran operación del sector financiero de España en los últimos años, y que podría alumbrar la sexta entidad bancaria. El movimiento de Escotet ha cogido por sorpresa al sector del consejo que tenía muy avanzada la operación con Unicaja. Y de ahí el recelo del sector capitaneado por Manuel Menéndez, el consejero delegado de Liberbank, donde están alineadas también las fundaciones de las extintas cajas de Asturias, Extremadura y Cantabria, que tienen, respectivamente, el 16,1 %, el 4,8 % y el 3,3 % del capital, y que son, en cierto modo, los históricos, quienes profesan mayor arraigo al territorio y quienes temen una operación que ponga en juego la inversión en su área de influencia.

Esa resistencia de una parte del consejo de Liberbank parece haber acaparado ahora la atención, pero las claves del desenlace del futuro que pueda correr la oferta de Abanca no se hallan precisamente ahí, sino en los fondos y en los accionistas minoritarios, que tendrán la última palabra. Los primeros y los segundos porque persiguen lo de todos: rentabilizar al máximo sus inversiones. No hay que olvidar que el 40 % del capital de Liberbank ya está en bolsa.

A pesar de que se ha difundido un supuesto rechazo del consejo de Liberbank a la oferta de la entidad gallega, lo cierto es que este no se ha reunido y, por tanto, ninguna parte puede arrogarse la posición del conjunto. En el consejo de Liberbank, además de tres miembros de las fundaciones, hay otros cuatro independientes y otros tres que pertenecen a los fondos.

En este escenario, el papel que debería adoptar la dirección del banco debería ser el de arbitrar y contraponer ofertas para que los accionistas alcancen su máximo beneficio. Es decir, pensar en qué es lo mejor para ellos, y no para la cúpula de la entidad. Aquí es donde Abanca ha irrumpido de una forma en la que ha movido los marcos de la operación que ya estaba trazada.

Unicaja ofrece a Liberbank un canje de acciones, pero la entidad presidida por Juan Carlos Escotet está dispuesta a invertir 1.700 millones para hacerse con el banco, con un desembolso de 1.300 millones sobre el 75 % del capital. Con la oferta de 0,56 euros por título, un 44 % por encima de la cotización del pasado jueves, se conseguiría beneficio y liquidez inmediata, que es lo que persiguen los fondos y los accionistas. La oferta de Unicaja, al tratarse de un canje de acciones, plantearía un problema para los fondos, que tendrían que esperar un tiempo para ver cómo evoluciona la cotización y obtener así una mayor rentabilidad.

En estos momentos, en el consejo de Liberbank está el fondo británico Oceanwood, dueño del 16,7 % del capital, pero hay otros dos, y todos ellos llevan ahí ya cinco o más años, que es el tiempo que suelen emplear para soltar sus inversiones y ganar dinero. Si Liberbank decide finalmente desestimar la oferta de Abanca y decantarse por seguir la hoja de ruta trazada con Unicaja, podría desencadenar una ola de malestar entre los accionistas por perder una operación que, según el mercado, es muy atractiva para los minoritarios.