Viajar en estos vehículos supone tener que planificar el viaje en función de los mejores puntos de carga. En nuestro caso no podemos hacerlo por la A-6 y viajamos vía León, Valladolid y Segovia

Iago García
(1984) Comunicador Audiovisual. Guionista & Periodista

Queremos comparar las menos de seis horas que tardaríamos en ir de Arteixo a Madrid en un coche con motor de combustión por la A-6 realizando ese mismo trayecto en un coche eléctrico. El modelo elegido es la última versión del más vendido del mundo, con más de 300.000 unidades desde el 2010: un Nissan Leaf con una batería de 40 Kilovatios de capacidad y una autonomía que por autovía puede llegar a los 200 kilómetros si las condiciones son favorables.

Somos tres conductores, y aunque otros vehículos pueden ofrecernos más autonomía, o son más caros o menos espaciosos, haciendo el viaje en las plazas traseras muy incómodo. El vehículo, cedido por el concesionario Antamotor de Perillo (Oleiros, A Coruña), tiene un precio con la campaña actual de unos 25.000 euros. Tras una hora planificando la ruta a seguir llegamos a la conclusión de que no podemos realizar el viaje por la A-6. Cuando se viaja en un automóvil eléctrico hay que tener en cuenta el tiempo que se tarda en llenar la batería en función de los cargadores disponibles. Hay tres formas de hacerlo. Con la más rápida, en tomas de corriente continua a 50 kilovatios por hora, nuestro coche estaría cargado al 80% en unos 60 minutos -la carga se ralentiza cuanto más completa la tenemos-. En la semi rápida, este vehículo permite como máximo 6 kilovatios la hora, o seis horas para llenar la batería. En un enchufe doméstico, a 2,3 kilovatios, necesitaríamos entre 10 y 14.

Salimos a las 06.50 horas de la mañana con el 100% de batería, y una «optimista» autonomía en el ordenador de a bordo de 260 kilómetros. Sin embargo en Lugo tenemos 100 justos. No llegaríamos por tanto a Ponferrada, el otro punto del recorrido donde poder cargar, así que aprovechamos la toma del Centro Comercial As Termas.

Oportunidad de negocio

«Cada vez se usan más los puntos de carga, suponen añadir atractivo al centro y dar un servicio a la comarca», señala Javier Gutiérrez, director del Centro Comercial El Rosal, en Ponferrada. Aquí ha sido nuestra segunda parada para «repostar». El sistema es similar al que se encuentra en Marineda City en A Coruña o el centro comercial Gran Vía de Vigo: dos cargadores reservados para coches Tesla y otro apto para cualquier modelo eléctrico. La típica estrategia win-win: gana el establecimiento, que capta clientes que sin esa infraestructura no tendría y que hacen gasto mientras tanto. De paso el usuario se beneficia de un servicio que le sale gratis. En Galicia, que apenas cuenta con una decena de electrolineras donde poder cargar, los conductores de coches eléctricos dependen de puntos de carga públicos, muy escasos; o de los que tienen instalados locales de hostelería y establecimientos comerciales.

Llegar en un día, solo por León

Llevamos nueve horas de viaje, seis dedicadas solo a recargar las baterías. Contactamos con estaciones de servicio de Benavente y Villalpando, las que encontraremos a pie de autovía. Ninguna tiene cargadores. Un centro logístico cercano sí, pero es de solo 3,7 Kw y después de unas seis horas allí, ni siquiera llegaríamos hasta el siguiente cargador. Seguimos por León, aprovechando la carga rápida de un concesionario Nissan. Desde ahí hasta Valladolid. A La Granja de San Ildefonso, en Segovia, llegamos por los pelos. El coche protege la batería y reduce la velocidad de carga. Tras subir Navacerrada aparcamos en Madrid. 20 horas y 707 kilómetros después.

¿Cómo se conduce un eléctrico? La búsqueda de la mayor eficiencia se traduce en suavidad

Es imposible saber cuando se pulsa el botón de encendido si lo hemos puesto en marcha. La única forma de salir de dudas es engranar la directa, como en cualquier coche automático y acelerar. Nos olvidamos del pie izquierdo, que solo usaremos al aparcar para pulsar el freno de mano mecánico. En el interior se oye el sonido de rodadura o el aerodinámico a alta velocidad. Nada más, a no ser que se ponga la radio o se reproduzca música.

La batalla por la autonomía

En esta especie de alfombra de Aladino, el coche anima a tomarse las cosas con calma. Aunque le sobra potencia, y pisar a fondo el acelerador supone tenerla al instante -el par motor está totalmente disponible desde el principio-, al ver cómo se reduce de forma drástica la batería restante se convierte en una práctica poco habitual. Dado que lo fundamental es completar los recorridos con el mínimo consumo, el coche cuenta con varios sistemas que nos ayudan a economizar la energía. Ojo, la calefacción y el climatizador «tiran» de la batería. Cuanto menos gastemos y más batería tengamos al llegar a destino menos tiempo tardaremos en la recarga.

En el cuadro de instrumentos, una pantalla muestra la cantidad de energía que se consume, recomendando una horquilla, el denominado modo Eco, para obtener la mayor eficiencia. La interacción es divertida, se va jugando con el acelerador para sacar el máximo partido al porcentaje restante. El coche eléctrico en Galicia es perfecto para recorridos interurbanos en áreas metropolitanas. Quienes hagan trayectos como A Coruña-Oleiros, Vigo-Baiona o Bertamiráns-Santiago, estarán encantados.

Un eléctrico para cada tipo de conductor

Ricardo Guimarey, David García y Juancho Sánchez creen que otro tipo de movilidad es posible. Los tres han apostado por coches eléctricos, aunque cada uno de ellos, tiene un modelo adaptado a sus necesidades. Y es que en el mercado hay tres posibilidades para quien desea moverse sobre cuatro ruedas sin emitir gases contaminantes. Hay eléctricos puros, híbridos enchufables -pueden funcionar solo en modo eléctrico, pero tienen también un motor de combustión- y los denominados eléctricos de autonomía extendida o Rex -se mueven solo mediante el motor eléctrico pero cuentan con un depósito de gasolina que alimenta un generador para no quedarse nunca tirados-.

David García conduce un Tesla Model S (izquierda), Ricardo Guimarei un BMW ePerformance (centro) y Juancho Sánchez un Nissan Leaf (izquierda)
David García conduce un Tesla Model S (izquierda), Ricardo Guimarei un BMW ePerformance (centro) y Juancho Sánchez un Nissan Leaf (izquierda) Senén Rouco

Así, el BMW 330e iPerformance de Ricardo, le permite aunar lo mejor de un sedán de buenas prestaciones con una conducción «verde» en entornos urbanos. «Lo malo es que la batería es pequeña, pero hasta 120 km/h puede funcionar solo con el motor eléctrico, que después ayuda al motor de combustión para reducir el consumo», señala. De los 17.000 kilómetros que le ha hecho al vehículo, más de la mitad han sido moviéndose solo con electricidad: «Circulo a diario por los sesenta céntimos que me cuesta cargar la batería, pero si tengo que hacer un viaje largo, no tengo problema de autonomía».

El Tesla Model S, el eléctrico puro de David, cuenta con una estampa imponente. Es un coche equivalente a un deportivo tradicional de cinco puertas de una marca como Audi o Mercedes. Claro que aquí la autonomía es de menos de 400 kilómetros. Y el precio, eso sí, también es de lujo. Su coche, nuevo, superaría los 100.000 euros. Él lo importó de segunda mano esta creación de Elon Musk desde Alemania. «El coche planifica los viajes por mí, le indico a dónde voy y él me señala en qué lugares puedo cargar hasta mi destino final», comenta ante la gigantesca pantalla que domina el salpicadero. La casa californiana mima a su exclusiva clientela con una red de superchargers (supercargadores) colocados a una distancia estratégica entre sí para afrontar con garantías -y en cortos periodos de carga- largos viajes. Con un Tesla habríamos ido a Madrid con menos problemas, ya que hay puntos de carga en Bembibre y Tordesillas. Pero desde luego no es el «Volkselectric», el eléctrico del pueblo. Y David reconoce que el sistema aún falla en Galicia: «Puedo ir desde A Coruña a Ourense, pero no volver». Será, como en lo que a puntos de carga se refiere en general, cuestión de tiempo. ¿Cuándo recargaremos de la misma forma que repostamos combustible?

De izquierda a derecha: Un Nissan Leaf, un Tesla Model S y un BMW 330 ePerformance
De izquierda a derecha: Un Nissan Leaf, un Tesla Model S y un BMW 330 ePerformance Senén Rouco

Juancho Sánchez lleva utilizando durante algo más de dos años un Nissan Leaf. Le llega para su recorrido de trabajo habitual: «Para ir de A Coruña a Ferrol va perfecto, pero soy autónomo y si me sale un cliente en León o Portugal, no me planteo ir en este coche». El motivo principal de su compra fue ecológico. «No soporto estar parado en un semáforo y ver un tubo de escape humeante delante de mí, hay que pensar en el planeta del futuro», comenta al respecto. Cabe recordar que en España más de una tercera parte de la energía eléctrica que se consume procede de fuentes renovables: solar, eólica o hidráulica. O sea que en cierto modo cada vez es más cierto que un vehículo eléctrico es «cero emisiones». 

Tu coche ideal... siempre que puedas cargarlo en casa

Las 20 horas de travesía hasta Madrid se reducirían a la mitad de repetir el reto a finales de este año. En primer lugar ya podría hacerse por la A-6, sin buscar un recorrido alternativo: En Outeiro de Rei (Lugo), Benavente y Villalpando (Zamora), hay ya instaladas electrolineras pendientes de los últimos trámites burocráticos para estar plenamente operativas. El Nissan Leaf que hemos conducido, con postes de carga rápida, se convertirá así en una alternativa real a un modelo equivalente de combustión. Además la marca nipona lanzará en breve una versión con más batería. Lo que sí se echa de menos es que la carga semi rápida esté limitada a 6 kilovatios la hora, frente a los 22 que ofrece por ejemplo un Renault Zoe. Es, en todo caso, un utilitario y no un cómodo y amplio compacto de 4,5 metros.