Un Nissan de récord: 372.000 kilómetros con su taxi eléctrico desde el 2011 y aún no ha cambiado las pastillas de freno

Iago García
Iago García VALLADOLID | LA VOZ

ECONOMÍA

SENÉN ROUCO / IAGO GARCÍA / ÓSCAR AYERRA

El vallisoletano Roberto San José tiene el primer taxi totalmente eléctrico de todo el país. Su perfil de conductor es el idóneo para este tipo de vehículos: conducción urbana, cargas diarias entre el 20 y el 80 % para mimar la batería y uso de la frenada regenerativa de estos vehículos para ahorrar en mantenimiento

19 feb 2019 . Actualizado a las 16:54 h.

Nos topamos con Roberto de casualidad. Llegamos, en nuestro viaje de Arteixo a Madrid, a Centrolid, en Valladolid. Allí, en este centro de mercancías, hay instalado un puesto de carga rápida. Es parada obligada tras León, para poder finalizar el recorrido dada la autonomía que ofrece nuestro flamante Nissan Leaf (40 Kwh, 150 caballos y menos de 200 de autonomía por autovía). Sin embargo al llegar, la toma CHAdeMO -puede cargar hasta a 50 kilovatios por hora- está ocupada por la anterior generación de nuestro mismo modelo.

«¿Vosotros no sabéis quién soy yo, no?», dice cuando nos identificamos como periodistas que tratamos de conseguir llegar a nuestro destino lo más rápido posible. «Yo soy el primer taxi eléctrico de España», continúa dejando el tono inicial intimidatorio y luciendo ya una sonrisa. Roberto San José ha hecho 374.000 kilómetros a bordo de su taxi, un Nissan Leaf de primera generación del año 2011. Su batería de 24 Kwh, ofrece, en condiciones favorables, alrededor de 125 km de autonomía.

Su vehículo es el ideal para el uso que le da. Recorridos en ámbito urbano, en una ciudad sin pendientes pronunciadas y cargando la batería entre el 20 y el 80% para prolongar su vida útil. Además ofrece a sus clientes una comodidad superior, dado el silencio a bordo y las nulas vibraciones de la movilidad eléctrica: «Estoy contentísimo con el coche, son casi ocho años de satisfacción y si su uso es como taxi en una ciudad pequeña creo que no hay opción mejor». Echó cuentas, y le salieron. «Aquí lo más lejos que puedo ir es a un pueblo a 20 kilómetros o al aeropuerto, que está a 10», explica San José Mendiluce.

Entre las ventajas de su vehículo están los costes. Ser un pionero en la movilidad ecológica tiene más pros que contras. Carga gratis en los postes que Iberdrola ha instalado en Valladolid -él y de momento cualquier usuario instalándose la aplicación móvil-; también en concesiones Nissan y el gasto energético es en general menor que en un motor de combustión (teniendo en cuenta un coste de 0,14 kwh en el mercado libre, cada 100 kilómetros su gasto aproximado en energía es de alrededor de dos euros, cuando un diésel que consuma 5 litros en esa misma distancia triplicaría esa cifra). Ha realizado un seguimiento del coste de su vehículo frente a un híbrido (coches que cuentan con un motor térmico que alimenta una batería capaz de hacerlo funcionar en modo eléctrico en condiciones de poco consumo, como en ciudad o a velocidad suave) y sale ganando.

En 350.000 kilómetros él ha gastado menos de 6.000 euros en cargarlo en su domicilio, frente a unos repostajes y mantenimiento que llegan casi a los 28.000 en el caso del híbrido. Así, aunque la compra supuso 30.000 euros frente a 22.000, el saldo total es positivo con 11.000 euros de diferencia a favor del Leaf. «El coche ya está amortizado, ahora a por el medio millón de kilómetros», dice convencido Roberto.

Es cierto que los coches eléctricos no tienen apenas gastos de mantenimiento y como muestra está que no necesitan cambios de aceite o filtros. Carecen de correas de distribución y cualquier otro elemento mecánico habitual como cilindros, inyectores o válvulas. Además, el freno regenerativo del motor eléctrico hace que casi no haya que utilizar el pedal: «Las pastillas no las he cambiado nunca y el único gasto son los 15 euros del filtro de polen», remarca el taxista.

Las averías se reducen, pero tienen un talón de Aquiles: la batería se degrada con el paso del tiempo y su cambio es muy caro. Roberto San José ha tenido que reemplazarla a los 350.000 kilómetros, estimando un coste de 7.000 euros. Teniendo esto en cuenta el coche eléctrico sigue compensando, suponiendo un ahorro de más de 4.000 euros. Y una batería del trinque equivale a estrenar coche de nuevo, dado que es el componente más caro sometido a deterioro. Le preguntamos si volvería a adquirirlo: «Me compraría tres, uno para mí, otro para mi mujer y otro para mi hijo».