Se busca en Galicia «doncella que sepa llevar bandeja»

ECONOMÍA

MABEL RODRIGUEZ

Publican un anuncio para trabajar en una casa palacio en Madrid

04 feb 2019 . Actualizado a las 11:57 h.

En época de Felipe II, allá por el 5 de noviembre de 1565, se promulgó una ley que decía: «Mandamos que el criado o persona que sirviere que tuviere acceso carnal con alguna mujer, o criada o sirvienta de la casa de su señor y amo, no siendo hombre hijodalgo, le sean dados cien azotes públicamente y sea desterrado por dos años. Y la misma pena haya la dicha criada o mujer; pero que siendo hombre hijodalgo le saquen a la vergüenza y sea desterrado por un año del reino y cuatro años del lugar de esto acaesciere [...] Pero si lo suso dicho acaesciere con parienta del señor o amo o doncella que cría en su casa o ama que le cría su hijo, que en esto se proceda y haga justicia con más rigor, según la calidad del caso».

Desde 1565 hasta el 2019 han transcurridos 454 años, período en el que la terminología ha ido evolucionando y también la forma de vida. Al menos, en general. Sin embargo, al recurrir al diccionario de la Real Academia se observa que, en pleno siglo XXI, todavía se incluyen palabras como las siguientes:

Criada: que sirve cerca de la señora o que se ocupa de los menesteres domésticos de la cocina.

Sirvienta: que sirve.

Ama de llaves o de gobierno: la encargada de las llaves y de la economía de la casa.

Ama seca: mujer a la que se confía la casa y el cuidado de los niños.

Ama/o de casa: persona que se ocupa de las tareas de la casa.

Servicio: conjunto de criados o sirvientes.

Prácticamente todos ellas son términos que existen pero que no se prodigan. Y es que hoy los hombres que ayudan en una casa no se llaman lacayos; ni las mujeres, criadas. También quedaron desfasadas aquellas «amas de cría de aldea con dos meses de leche» que se publicitaban en los anuncios por palabras que se recogían en este periódico allá por el 1900.

Sin embargo, en el recién estrenado 2019, «se busca empleada de hogar interna para casa palacio en Madrid. Experiencia en labores del hogar y servir con bandeja. Se ofrece habitación individual, salario, pagas, alta en Seguridad Social y vacaciones. Interesadas llamar al [aparece un número de teléfono] o enviar currículo con foto» a una dirección de correo que en la que aparece una @ y la palabra doncella.

Al analizar este anuncio existe la posibilidad de observar cómo de miserable es el mercado de las personas que trabajan internas en los hogares, y eso que la aspirante a la oferta detallada aún tendrá suerte porque sus jefes le ofrecen un contracto con derecho a vacaciones y con alta en la Seguridad Social. También tiene suerte porque en la casa a la que va a vivir tendrá una habitación individual, con lo que se deduce que no cuidará a ningún enfermo y que dormirá sola. Le pagarán tanto un salario como las dos pagas extras reglamentarias, y se supone que tendrá buen trato. A cambio, ha de saber «llevar bandeja» y, se supone, servir correctamente una mesa. Puede deducirse que estará uniformada y que tendrá buen aspecto. La foto requerida en la oferta será clave para conseguir una entrevista, a la que no acudirá ningún hombre. Lo que se quiere son mujeres y de Galicia (o viviendo en Galicia, ya que el anuncio se publicó en esta comunidad autónoma). Desde el despacho de abogados Caruncho, Tomé y Judel, expertos en materia laboral, Iago Pereiró entiende que el anuncio «suena a antiguo, poco próximo al siglo XXI, y del que se deduce que la apariencia física de los candidatos va a primar frente al resto de actitudes». Considera poco apropiado, cuando menos, remitir todos los datos personales a una dirección de correo electrónica que no se entiende que sea la corporativa de una institución o empresa. Ante la pregunta de por qué buscan gente en Galicia, Iago Pereiró responde: «No lo sé. La verdad. También me sorprendió».

Por cierto, el jueves pasado La Voz publicó que una empresa suiza busca entre 50 y 100 trabajadores gallegos de la construcción.