Galicia registró unos mil contratos de alquiler con el decreto ahora derogado

d. casas REDACCIÓN / LA VOZ

LA GALICIA ECONÓMICA

SANDRA ALONSO

La reforma provocó una caída de hasta el 30 % en el número de arrendamientos

24 ene 2019 . Actualizado a las 18:25 h.

Apenas cinco semanas. Eso es lo que ha durado el decreto de los alquileres del Gobierno bloqueado el martes en el Congreso. Una vida efímera que ha dejado en Galicia mil contratos firmados al amparo de esa reforma. Porque, aunque la nueva ley haya acabado en fracaso, los contratos suscritos entre el 19 de diciembre (el día que entró en vigor) y su derogación continuarán rigiéndose por dicha norma. Será una suerte de oasis legislativo donde ese millar de inquilinos, según los cálculos de la Federación Galega de Empresarios Inmobiliarios (Fegein), mantendrán el derecho, por ejemplo, a que sus contratos tengan una duración inicial de cinco años y no de tres, como anteriormente y como volverá a ser a partir de ahora.

Lo que tampoco desaparece es la incertidumbre. Porque el Ejecutivo ya ha anunciado que seguirá trabajando en ello a través de una ley estatal de vivienda, en la que podrían reaparecer algunas de las medidas ahora anuladas. Dudas que seguirán pasando factura al mercado del alquiler, en el que la entrada en vigor del ya famoso decreto dejó su impronta con una importante caída del número de contratos firmados.

Aunque no existen cifras oficiales, algunas firmas del mercado, como Alquiler Seguro, cifran en un 30 % esa reducción. En el caso de Galicia, los mil rubricados representan la mitad de los que se vienen firmando habitualmente en la comunidad durante un período similar.

Los nuevos acuerdos que se suscriban volverán a regirse por la ley anterior, es decir, se restituye la del 2013. Y con ella las disposiciones que se refieren a la duración de los contratos, que será de tres años, o a las fianzas, sobre las que no se establecen límites para el propietario. Pero si la medida legislativa derogada ya había levantado ampollas en el sector inmobiliario porque se consideraba que no iba a reducir las tensiones del mercado, sobre todo en materia de precios, el escenario político actual no contribuye más que «a la desconfianza». «Es lo peor que podía ocurrir», critica Benito Iglesias, presidente de Fegein.

Una opinión que comparten especialistas de portales inmobiliarios. Fernando Encinar, jefe de estudios de idealista, apuesta por una reflexión para que aumente la oferta y mejoren los precios.

Un quebradero de cabeza común en Europa

El problema del acceso a una vivienda no es exclusivo de España. Ni mucho menos. De un recorrido por las principales capitales europeas se deduce aquello de que en todos sitios cuecen habas, que recoge el refranero. Los elevados precios del alquiler son uno de los principales quebraderos de cabeza.

bélgica

Dos tipos de contrato. Basta con echar un ojo a la amplia selva inmobiliaria de Bruselas. Al calor de las instituciones europeas proliferan todo tipo de viviendas y contratos, ilegales también. A pesar de que los residentes se quejan de los elevados precios y de la precariedad de los inmuebles, el observatorio belga señala que los bruselenses pagan una media de 700 euros al mes por el alquiler de su vivienda. Pero los precios fluctúan desde los 878 de comunas como Uccle o Woluwe-Saint-Pierre, hasta los 1.100 o 1.400 euros en las cercanías de a las instituciones europeas. Lo que sí ha decaído es la superficie habitable. Los propietarios convierten viviendas familiares en pequeños estudios para aprovechar el tráfico constante de profesionales, estudiantes y trabajadores en prácticas. ¿Qué hay de los contratos? Los hay de dos tipos.

Los de corta estancia (más de la mitad del total) y los de larga duración. El corto está pensado para períodos máximos de tres años, prorrogables a nueve si el arrendatario o inquilino no comunica con hasta tres meses de antelación el fin del contrato. Sobre las fianzas, no pueden superar el equivalente a dos meses de alquiler, aunque son muchos los propietarios que esquivan los cauces legales y llegan a exigir hasta tres.

alemania

Mucho suelo, pocas viviendas. Solo el 45 % de la población tiene un piso en propiedad, la cifra más baja de toda la UE. Desde el 2010, los precios de los alquileres han subido un 45 % en el país. Mucho más en las grandes ciudades como Berlín, con un alza que oscila entre el 70 y el 104 %. La capital alemana, que atrae a miles de migrantes cualificados y donde quedan muchos terrenos vacíos tras la caída del Muro, en 1989, sufre una enorme escasez de vivienda.

Para intentar frenar esa tendencia, en septiembre pasado el Gobierno de Angela Merkel aprobó la construcción de más de 100.000 pisos sociales de aquí al 2021, así como ampliar las subvenciones por hijo y a las familias de bajos ingresos. Además, el texto establece que un propietario no podrá subir el alquiler más del 10 % con respecto al precio medio de la zona a su futuro inquilino cuando este firma un nuevo contrato, o se enfrentará a una multa de 100.000 euros. Pero aún está por ver si esto se lleva a la práctica. El Ejecutivo de Berlín ya intentó establecer ese límite del 10 % en el 2015, y la dificultad para comprobarlo llevó al 75 % de los propietarios a incumplir la ley. Se estima que el país necesita dos millones de nuevas viviendas para satisfacer la demanda.

francia

Control de precios contra los abusos. El mercado del alquiler privado representa unos 6 millones de viviendas, con casi la mitad de ellas concentradas en la región parisina. En la capital, donde el alquiler promedio se sitúa en 1.079 euros, la media nacional, de unos 600, apenas cubriría un estudio de 20 metros cuadrados. Sin embargo, en otras grandes urbes los precios también se disparan. Donde más, en Burdeos, con un aumento del 6,77 % en el 2018.

Para combatir esta tendencia, el Consejo de París ha decidido restablecer este año el encuadramiento, una medida para controlar abusos que había sido suspendida por un tribunal en el 2017 por no incluir las afueras. Además del encuadramiento, la alcaldesa socialista, Anne Hidalgo, también quiere aumentar un 10 % el número de viviendas sociales y poner en marcha un organismo inmobiliario solidario que permitirá a los hogares modestos comprar propiedades gracias a una fuerte reducción del precio del metro cuadrad, situado en 9.300 euros.

Información elaborada por C. Porteiro, P. Baelo y A. F. Coego.