«Non imos firmar o peche de Alcoa»

f. fernández REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Cabalar

Los trabajadores de las fábricas de A Coruña y Avilés dan un no rotundo a la propuesta de despedir en diferido al grueso de la plantilla y salvar solo a 200

14 ene 2019 . Actualizado a las 11:27 h.

Los trabajadores de las fábricas de aluminio primario de Alcoa en A Coruña y Avilés les han dejado claro a sus representantes en la comisión negociadora del expediente de despido colectivo que la respuesta a la empresa es un no bien grande. Así lo decidieron en asamblea, dar un no rotundo a sacrificar al 70 % de la plantilla y salvar al resto, como reza la última propuesta de la multinacional. Esta ofrece ahora mantener activas las fundiciones de ambas plantas más la torre de pastas de A Coruña con unos 200 operarios y cerrar los hornos de electrolisis, y despedir a partir de junio a los otros casi medio millar de trabajadores, salvo que aparezca un inversor que quiera comprar todo.

«Nós non imos firmar o peche da fábrica», sentencia Julio Moskowich, delegado del comité de empresa de A Coruña en representación de la CIG. Porque para la plantilla esa propuesta solo es una forma de «dulcificar» el cierre de la fábrica al completo. «Acabariamos todos despedidos: a fundición pode durar seis meses máis ou menos, pero sen a electrólise non é viable. Isto é unha parada a prazos», denuncia.

La compañía quiere obligar a la comisión negociadora a firmar el expediente ahora, el martes que viene a más tardar, a cambio de mantener abierta la línea de fundición. La de electrolisis se empezaría a desmantelar «de forma ordenada» dentro de un mes, pero de manera que se pudiera reiniciar hasta junio si aparece un comprador. A los dos tercios de la plantilla total de ambas instalaciones se les aplicaría un expediente de regulación temporal de empleo, hasta junio, cuando se haría efectivo el despido con las condiciones pactadas ahora.

Fuentes de la empresa aseguraron que intentarían vender las fábricas al completo, pero si no es posible, la propia Alcoa mantendría las fundiciones abiertas a partir del 30 de junio, pero demolería las cubas de electrolisis.

Pero el acuerdo con la comisión negociadora brilla por su ausencia, así que la incertidumbre sobre el futuro de las plantas a partir del martes es total. Ese día acaba el plazo de negociación del expediente de despido colectivo, en principio planteado por Alcoa para el 100 % de la plantilla. Transcurrido ese plazo, la multinacional dispone de un tiempo de quince días para ejecutar sus planes, haya o no pacto con los sindicatos.

El ministerio lo sabía antes

La compañía moderó su oferta inicial tras mantener varias reuniones con distintos ministerios. Es el de Industria el que lleva la voz cantante en la posible resolución de la crisis. De hecho, se enteró antes que los trabajadores de los nuevos planes de la multinacional. La comisión negociadora ha pedido por escrito una reunión con Industria.

El grupo estadounidense acompaña esta propuesta para mantener la actividad en las funciones de un plan social. Este incluye la recolocación en el complejo de San Cibrao de medio centenar de empleados de A Coruña y de Avilés, y un número similar de prejubilaciones en el primer centro de trabajo. También incorpora prejubilaciones obligatorias para los operarios de 57 o más años de A Coruña y de Avilés, que serían 22, según cálculos de la comisión negociadora.

Para el personal no recolocado o no prejubilado, Alcoa ofrece a los despedidos una indemnización de 45 días de salario por año de servicio con el límite de 24 mensualidades. También propone contratar a Lee Hecht Harrison, una empresa de recolocación, durante un período de seis meses, para que les busque trabajo.

 

Sin cubas de electrolisis, adiós para siempre al aluminio

Los últimos planes de Alcoa para las fábricas de A Coruña y de Avilés implican que dejará de elaborar aluminio primario, porque sin electrolisis es imposible obtener ese metal. Entonces, ¿qué hará en las plantas solo con la fundición? A esta parte llega el aluminio puro y se alea para obtener el producto que quieren los clientes. En la actualidad, las instalaciones elaboran básicamente tochos y placas. Las segundas se venden curiosamente a la antigua planta de Alcoa en Amorebieta, ahora en manos del grupo Aludium. Esta era también de Inespal y fue uno de los activos con los que se quedó la multinacional estadounidense hace 21 años. La vendió, pero sigue siendo su proveedor de placas. Para los tochos que salen de la fundición hay clientes gallegos: Cortizo, Extrugasa y Exlabesa, entre otros.

Estos productos solo los puede seguir fabricando con aluminio primario. Si no lo fabrica in situ, tendrá que traerlo, de San Cibrao, por ejemplo. Pero a Julio Moskowich esta posibilidad le parece de locos. El flujo de metal de las cubas de electrolisis a las de fundición es continuo y llega en estado líquido. Este mismo camino habría que seguir haciéndolo, pero entre instalaciones que están separadas por 150 kilómetros de distancia.

Chatarra para alear

Fuentes de la compañía explicaron que se podrían seguir elaborando los mismos productos, aunque también se podría usar chatarra para alear.

Desde la empresa resaltaron que la cartera de clientes que tienen en la actualidad las fábricas está en peligro. Y es que una de las primeras medidas de protesta que adoptó el comité de empresa tras conocer las intenciones de la multinacional fue bloquear la salida de pedidos, que se almacena dentro de las instalaciones desde octubre. La producción no se para porque las cubas de electrolisis, el corazón de las fábricas, tampoco se pueden apagar. Si se hace, dejan de funcionar para siempre, como pretende la compañía, aunque sea a partir del 30 de junio.