Resucitar por el módico precio de 200.000 euros

L. V. REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

CECRYON

Una empresa valenciana ofrece criopreservar cadáveres a 196 grados bajo cero durante el tiempo necesario hasta que los avances permitan devolverlos a la vida

08 ene 2019 . Actualizado a las 15:37 h.

¿Llegará el día en que podamos ser despertados y curados de las enfermedades que nos mataron? Salvando la popular leyenda que rodeó siempre la figura de Walt Disney, esa que cuenta que el cuerpo del creador de Mickey Mouse fue criogenizado para poder volver algún día a la vida, de momento los avances científicos solo lo han conseguido con embriones animales, óvulos y algunos órganos -hay expertos que sitúan en el horizonte del año 2080 la posibilidad de criogenizar humanos-.

Una empresa valenciana, Cecryon, ofrece criopreservar los cadáveres de sus clientes a 196 grados bajo cero durante al menos cien años (con nitrógeno líquido), hasta que la tecnología les permita resucitar a la persona. ¿El marco legal? Una funeraria. Aunque ellos no hablan de clientes sino de pacientes. Un servicio por el que cobran 200.000 mil euros más IVA si se abona al contado, o que se puede financiar a través de una compañía de seguros. Por el precio de una vivienda nueva en Galicia de dos habitaciones, se puede volver a la vida, ni más ni menos. Eso dicen.

La oferta no ha pasado desapercibida para las autoridades. La Generalitat Valenciana acaba de incoar expediente a esta empresa, que ya ha anunciado la apertura de instalaciones en el municipio levantino de Ribarroja, las primeras de Europa que permiten conservar cadáveres en frío: 1.500 metros cuadrados preparados para ofrecer una tercera alternativa al enterramiento o la incineración.

El Gobierno autónomo lo hace con el objetivo de «evitar que acabe en un fraude al consumidor», y además, con carácter preventivo, ya que todavía no ha comenzado con su actividad. A eso se agarra precisamente la compañía, para asegurar que la medida tiene poco recorrido, ya que según Javier Tapa, directivo de Cecryon, no se puede abrir un expediente a una empresa «antes de que empiece su actividad mercantil», recoge Efe.

El método

«Este servicio se lleva ofertando en Estados Unidos desde hace 50 años», explica Javier Tapia, su director. La técnica empleada será la vitrificación, ya utilizada con óvulos y embriones. Se trata de un proceso de congelación que impide la formación de hielo a temperaturas muy bajas mediante el uso de un gel anticongelante que sustituye a la sangre. Esto evitaría la muerte de las células del cerebro, con la intención de devolver el cuerpo humano a la vida. El proceso se realiza entre un minuto o dos después de que el corazón haya dejado de latir. El cuerpo es conectado a un respirador cardiopulmonar para evitar la muerte de las células del cerebro. Cuando la temperatura corporal alcanza los 10 grados, la sangre es sustituida por un líquido anticongelante. Después, el cuerpo es introducido en un depósito de nitrógeno líquido a 196 grados bajo cero

¿Y si alguien se despierta?

El espacio de Ribarroja, que aún no dispone de tanques o cápsulas de criogenización, esperaba recibir el primer prototipo el 14 de diciembre del 2018. Lo tienen todo pensado, incluso si se despierta alguno de sus clientes en un futuro: Cecryon se haría cargo de la reintegración de la persona resucitada en la sociedad, asumiendo los costes que puedan derivarse del proceso. 

Nicho de mercado

En EE.UU. llevan medio siglo ofertando servicios de criogenización. Y tienen centenares de clientes europeos apuntados. «Aún a sabiendas -dice Tapia- de que es imposible trasladar un cuerpo de la Unión Europea a Estados Unidos sin embalsamar, lo que lo destruye químicamente». El perfil de usuario se corresponde son personas que tienen un alto poder adquisitivo y preocupadas por combatir el envejecimiento, además de los transhumanistas.

Los costes de las pólizas de vida en ALCOR, el centro de criogenización más importante del mundo, oscilan entre 81.000 y 188.000 dólares, pagados por adelantado.

En KrioRus, una empresa rusa que trabaja en el campo de la criogenización, la preservación del cerebro cuesta unos 12.000 dólares; y cuerpo y cabeza, 36.000. También se pueden conservar animales. Según esta clínica, los clientes rusos suelen conservar gatos, y los clientes extranjeros, perros.

En España el negocio, de momento, tendrá que esperar. Al igual que el anhelo de eternidad por el que tantos humanos suspiran.

La primera criogenización de la historia

Quizás les suene su nombre. James Bedford fue un experimento. Una suerte de conejillo de indias. Tenía 73 años. Y un cáncer de riñón con metástasis. La Sociedad para la Extensión de la Vida costearía los gastos de la primera persona que se decidiese a congelar su cuerpo. Y esa persona iba a ser él. Bedford murió un día de febrero de 1967. Acto seguido, lo introdujeron en un gran recipiente con hielo y lo mantuvieron conectado a una máquina de respiración artificial. Más tarde, se le inyectó dimetilsulfóxido, un líquido incoloro que se había usado en el pasado como disolvente, y partir de entonces, como agente crioconservante. Después vendría la congelación con hielo seco, y a continuación, la introducción del cuerpo en nitrógeno líquido. Aunque en un estado de deterioro evidente -que haría imposible su reanimación-, hoy por hoy sigue congelado en la Alcor Life Extension Foundation, junto a varios centenares de cuerpos.

Criogenizados en la ficción

Varias series y películas han retratado el fenómeno de la criogenización. En Futurama, su protagonista, Fry, cae en un tubo de criogenia y despierta mil años después. Cuando despierta, no reconoce el mundo que ve ante sus ojos y se pregunta dónde está su familia.

 

Abre los ojos, de Alejandro Amenábar, estrenada en diciembre de 1997, nos traslada al año 2150. César, incapaz de aceptar su rostro desfigurado tras sufrir un accidente, se somete a un proceso de criogenización. «Nosotros lo congelamos, y cuando seamos capaces de resucitarlo, nos comprometemos a hacerle vivir en un sueño», le explica al protagonista de esta cinta el experto de Life Extension, la empresa que invita a «pagar por vivir eternamente». Concretamente, un precio de 240.000 dólares. 

En Proyecto Lázaro, de Mateo Gil, Marc padece una enfermedad mortal y apenas le queda un año de vida. Otro hombre que no acepta su existencia tal cual es y decide subirse al tren, sin billete de destino confirmado, de la criogenización.