El repunte histórico del naval gallego: solo Vulcano ensombrece una cartera de pedidos valorada en 2.000 millones

Manoli Sío Dopeso
m. sío dopeso VIGO / LA VOZ

ECONOMÍA

Botadura del primer buque de crucero para The Rittz Carlton en los Astilleros Barreras de Vigo
Botadura del primer buque de crucero para The Rittz Carlton en los Astilleros Barreras de Vigo Oscar Vázquez

Los pequeños y medianos astilleros gallegos cierran el mejor año en una década, con carga de trabajo hasta el 2022

14 dic 2018 . Actualizado a las 17:54 h.

No estaban muertos. Los pequeños y medianos astilleros gallegos solo necesitaban tiempo para levantarse. La estocada de Bruselas fue casi letal. La falsa acusación de las ayudas de Estado (que Europa aún insiste en resucitar) acabó con dos astilleros (Factoría Naval, de Marín, y M. Cíes, de Vigo), más de 200 empresas auxiliares del naval y 9.000 empleos entre los años 2012 y 2015.

Con Pemex controlando el capital de Hijos de J. Barreras, en el segundo semestre del 2016 el sector empezó a levantar cabeza gracias a la boyante industria pesquera mundial, necesitada de renovar sus flotas. Los primeros pedidos de la recuperación no tenían nada que ver con los grandes buques multipropósito construidos años atrás para los gigantes del petróleo, pero sirvieron para echar a andar y llegar hasta donde está hoy, cerrando un 2018 que se confirma como el mejor año de la última década.

Pequeños y medianos astilleros de las rías de Vigo y Pontevedra suman una treintena de buques contratados (o ya en construcción) que se aproximan a los 2.000 millones de euros, y que garantizan carga de trabajo a la mayoría de las empresas hasta el 2022, y a otras hasta el 2025.

Únicamente la agónica situación en la que se encuentra Factorías Vulcano desde hace ya años, y que ahora sitúa al astillero al borde de un expediente de liquidación, ensombrece una flamante cartera de pedidos. Solo los contratos en vigor de Hijos de J. Barreras alcanzan los 700 millones de euros de valor, con el buque de crucero para The Ritz-Carlton, convertido en todo un hito para la construcción naval gallega (podrían seguirle dos unidades gemelas); otros dos cruceros para la naviera noruega Havila Shipping, y un ferri de los mayores construidos en Vigo (190 metros) para la naviera canaria Armas.

Entre pesqueros y cruceros

Potente es también la carga de trabajo contratada por Armón Vigo (de matriz asturiana), con una decena de buques, la mayoría de ellos pesqueros. Al igual que la de Freire Shipyards, con una clientela internacional de armadores que piden pesqueros de última generación y buques científicos.

En Pontevedra, Nodosa, que hace poco entregó el pesquero Argos Cíes (sustituto del emblemático Estai) a la armadora viguesa Pereira, amplía sus encargos con media docena de arrastreros y dos portacontenedores.

También Metalships se engancha a la recuperación, lastrada por la malograda venta del astillero a China Sonangol. Una vez recuperado el control del cien por cien por parte del empresario Manuel Rodríguez, el astillero, que escucha ofertas de compra, ha logrado desbloquear la construcción del que pretende ser el mayor crucero de vela del mundo, para un armador alemán; mientras trabaja en la entrega de un arrastrero. Y el vigués Cardama avanza también en dos buques multipropósito para Senegal y un ferri para Angola.

«Tenemos unos astilleros con carga de trabajo, gran nivel tecnológico e internacionalizados, que son los que tiran de la industria auxiliar de servicios», dicen fuentes de Aclunaga (Clúster Naval de Galicia). «Manteniendo al margen la problemática de este astillero [en relación a Vulcano], que todos queremos que se solucione, esta industria goza de una muy buena salud», añaden.

¿Cuál es la clave del éxito del sector privado gallego? Los empresarios hablan de un buen momento, en general, por el gran volumen de licitaciones que se mueven en todo el mundo, pero también de una rivalidad sin precedentes, que viene de fuera de la UE, y en especial de Asia, pero también de dentro.

Prometedor 2019

Pero el sector tiene sus bazas a favor: «Nos hemos acostumbrado a trabajar a la medida de los armadores», dice un empresario, y eso permite mucha flexibilidad. «Solemos decir que no estamos especializados en nada, pero estamos especializados en todo», señala. O lo que es lo mismo, la industria gallega es capaz de competir en cualquier nicho: buques de pesca, remolcadores, cruceros o plataformas off shore.

En estos momentos el sector está volcado en la pesca y los cruceros, ferris y megayates. Son el mercado con mayor demanda de nuevas construcciones, y los que depararán nuevas y buenas noticias también en el 2019.

El reto ahora pasa por encontrar mano de obra para poder llevarlos a cabo. El secretario general de la patronal metalúrgica Asime reiteraba recientemente que el sector necesita en Galicia un total de 3.000 trabajadores, la mayor parte en el área de Vigo.