Compra la división española de Caixa Geral por 364 millones y ya es el séptimo mayor banco

Rubén Santamarta
Jefe de Área Galicia de La Voz de Galicia. Antes en Economía, en las delegaciones de Ferrol y Santiago, aprendiz en Deportes y en Sociedad, y mucho antes becario en el Diario de León. Licenciado en Xornalismo por la Universidade de Santiago.

Abanca inició el 2018 como una entidad muy fuerte en el noroeste español, con más de 500 sucursales entre Galicia, León y Asturias, pero casi anecdótica fuera de ese territorio. Acabará el año convertida en una marca ibérica, con una destacada presencia en todo el territorio portugués (45 oficinas) y ahora, además, también en el oeste y el sur español, además de Madrid y algunos puntos de Levante. Suma ahora fuera de ese noroeste 195 oficinas. En apenas ocho meses, con dos operaciones de compra, el grupo de Juan Carlos Escotet ha dado un salto tremendo para convertirse en la séptima mayor entidad del país, solo por detrás de las seis grandes (Santander, BBVA, Sabadell, Caixabank, Bankia y Bankinter) y a la par con la vasca Kutxabank.

Al primer movimiento, en marzo en Portugal, con la adquisición del negocio de Deutsche Bank en ese país, le ha seguido un segundo. Se cerró este jueves en Lisboa, con la aprobación del Consejo de Ministros luso de la venta de la filial española de Caixa Geral, un banco bajo la tutela del Estado. Abanca compra por 364 millones de euros y se hace con el 99,79 % del capital social (el resto es de pequeños accionistas), con 110 oficinas, 524 empleados y 131.000 clientes.

A finales de octubre, los gestores de Caixa Geral ya habían trasladado al Ejecutivo de António Costa que la oferta más ventajosa era la de Abanca, frente a la de la cooperativa Cajamar, también española. Así que solo faltaba el trámite del Consejo. Su proyecto convenció al otro lado de la raia no solo por esos 364 millones, sino por su experiencia en integraciones y capacidad tecnológica y su buen conocimiento del mercado luso y español, como enlace para empresarios y particulares, algo muy valorado en Lisboa.

Y es que buena parte de esa nueva red se concentra en zonas fronterizas. También en la zona sur de Galicia, porque Caixa Geral había adquirido el antiguo Banco Simeón. Asumirá 27 nuevas sucursales entre Pontevedra y Ourense, donde hay abundantes duplicidades y, por lógica, habrá que abordar algunos cierres.

El negocio que suma Abanca incluye casi 3.000 millones en depósitos de clientes y casi 3.500 en crédito, con una morosidad muy baja (apenas un 3,1 %, frente al 4,5 % de Abanca, por debajo del sector ambos).

Adelantando objetivos

De esta forma, el banco supera ampliamente los 80.000 millones de euros de volumen de negocio, entre recursos de clientes, préstamos y otros activos. Llega a los 82.600. Excede ampliamente el objetivo que se había marcado Escotet (75.000 millones) para dentro de dos años, cuando acabara el actual plan estratégico.

Crece la entidad sin tocar uno de sus grandes pilares: la solvencia. Está varios puntos por encima de lo exigido por el BCE, con un exceso de capital de 1.800 millones y 10.000 millones de liquidez; Caixa Geral, no obstante, ya es un banco muy capitalizado. Hay músculo para crecer. Y no es aventurado pensar que lo seguirá haciendo. 

Cuarto gran movimiento de Escotet para seguir creciendo

Desde un puesto como bróker en Caracas a mediados de los años ochenta, Juan Carlos Escotet ha ido construyendo su currículo como banquero gracias a operaciones de compra como la que aprobó ayer el Gobierno luso. Pasó de corredor de bolsa a ser uno de los empresarios más relevantes en América Latina con Banesco, con sus divisiones en Estados Unidos, Panamá o la República Dominicana.

Desde Venezuela dio el salto a España, su país natal, en diciembre del 2012, adquiriendo una participación mayoritaria en el Banco Etcheverría. Un año después, desde esa entidad se hizo con las cajas gallegas, entonces llamadas Novacaixagalicia. En junio del 2014 fusionó los dos bancos y nació Abanca, con el 40 % del negocio gallego.

Con esa entidad, y con todo el bagaje anterior, el ejecutivo hispanovenezolano ha seguido haciendo carrera: cuatro operaciones en apenas año y medio. Conviene recordar que hasta enero del 2017 Abanca no podía abordar compras por restricciones de Bruselas. Cuando ya pudo, la primera adquisición fue cercana, la financiera del antiguo Banco Pastor, lo que le permitió dar un salto en el mercado del crédito al consumo, justo en un momento de crecimiento.

Luego, ya en marzo de este año, llegó la adquisición de la red portuguesa del Deutsche Bank, 41 oficinas, por un importe no desvelado. Para el grupo fue un movimiento estratégico, el mayor salto internacional de su historia, y el primer paso para convertir Abanca en una marca ibérica. Y una manera de estrechar las relaciones comerciales entre Galicia y el país vecino.

El tercer paso fue volver a un mercado clave: Estados Unidos. La oficina de Miami se abrirá antes de que acabe este año, tras recibir luz verde de las estrictas autoridades norteamericanas. Y el cuarto movimiento fue el anunciado ayer.

Y no salieron ?por desacuerdos con los vendedores? las negociaciones por Corporación Financiera Habana en Cuba y por Deutsche Bank en España. 

Una operación que acentúa las relaciones con Portugal y crea una marca ibérica 

Abanca pasa de ser una marca gallega a tener un «carácter ibérico», como ayer recalcaba la propia entidad en el comunicado con el que hacía oficial algo que se esperaba desde junio, cuando el propio Escotet adelantaba: «Creo que este será el mejor año para Abanca. Pero habrá que trabajar duro en el segundo semestre». Ya entonces era el favorito para hacerse con Banco Caixa Geral, que es como se llama el grupo en España.

La gallega presentó en septiembre su oferta final, por encima de lo que preveía al principio ?se movía por debajo de los 300 millones?, y desde finales de octubre sabía oficiosamente que era el ganador, porque así se le había trasladado desde diferentes ámbitos.

La operación hace que Abanca pase a ser un actor nacional de primer orden y, además, uno de los grandes actores en toda la Península por su vinculación ahora a Portugal, donde además de contar con casi 50 oficinas y unos 400 empleados, es accionista de referencia en bodegas, empresas informáticas o inmobiliarias.

La operación conlleva que el grupo se convierta en entidad de referencia en Extremadura: tendrá allí más de 40 sucursales (solo contaba con una) y será la tercera comunidad con más peso para Abanca. También añade más negocio en Castilla y León, espacio que conoce bien. Suma más presencia en provincias muy potentes económicamente, como Barcelona, Valencia o Vizcaya. Y convierte Madrid en una plaza muy relevante, prácticamente duplicando su presencia.

Un avance impensable hace apenas cinco años, cuando las antiguas cajas ?germen de Abanca? tuvieron que salir de todos esos lugares por exigencia de Bruselas.