El 65 % de los jubilados gallegos creen que no habrá pensión para sus hijos

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

MARCOS MIGUEZ

La mitad de los ya retirados calculan que recibirán menos que todo lo que cotizaron, según la encuesta del BBVA

16 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En Galicia se pagan cada mes más de 760.000 pensiones públicas. Es uno de los territorios españoles en los que, porcentualmente, más peso tienen esas prestaciones. La ratio entre cotizante y trabajador está ya muy por debajo de lo que recomiendan los expertos (un jubilado por cada tres afiliados a la Seguridad Social). Y, además, Galicia, junto a Extremadura, cuenta con las pensiones más bajas del Estado, porque las cotizaciones sociales aquí han sido históricamente menores.

No es de extrañar que ese cóctel haga de este, el de las pensiones, un asunto capital en el noroeste español. Y con un nivel de preocupación palpable, como atestigua la última encuesta, la sexta, que el BBVA ha realizado en toda España precisamente entre aquellos que ya han dejado la vida profesional activa.

Los resultados para Galicia de esa encuesta revelan una extendida preocupación no tanto por las prestaciones públicas actuales -solo un 30 % creen que puede haber algún riesgo sobre ellas-, sino por las generaciones que vienen detrás. El 90 % de los jubilados consultados por el BBVA se muestran bastante o muy preocupados por lo que les pueda pasar a las generaciones más jóvenes -sus nietos, por ejemplo-, y hasta un 40 % estarían dispuestos a rebajar su pensión un 10 % para garantizar que pudieran cobrarlas quienes ahora son más jóvenes.

Y cuando se les pregunta por la situación de aquellos que hoy tienen entre 40 y 50, la preocupación no disminuye. El 65 % de los gallegos consideran que no está garantizada la jubilación de ese colectivo al que le faltan entre 15 y 25 años para retirarse. Son cinco puntos más que la media española. Solo un 30 % ven posible que puedan cobrar, pero aquí, entre los más optimistas, también hay inquietud: prácticamente la mitad de ellos asumen que se pagarán, pero que serán por un importe inferior al actual. Es decir, que cunde un cierto desaliento.

Ahora bien, el 80 % tienen claro que el Gobierno tiene que blindar la revalorización de las pensiones conforme al IPC, para no perder poder adquisitivo, algo que supone un mayor esfuerzo de gasto por parte del Estado, sin que se haya garantizado la estabilidad de la Seguridad Social. Apenas el 17% piensan en esto último, la situación del sistema, para argumentar que no se debería comprometer ese blindaje.

La falta de información

Los pensionistas gallegos, según se recoge en la encuesta (efectuada entre septiembre y octubre entre 3.000 jubilados de toda España), se muestran en general satisfechos con lo que cobran mensualmente, e incluso para un 40 % la nómina es muy buena. Pero matizan que creen que no llegarán a percibir todo lo que cotizaron. Casi la mitad piensan que sumando todo el dinero que van a recibir como pensionistas, esa cantidad será menor que todo lo que abonaron al Estado mientras trabajaban. Está unos puntos por encima de lo que sucede en otras zonas de España. Y sucede que, según informes de expertos independientes, cada retirado suele percibir, finalmente, un 44 % más de lo que aportó durante su vida laboral. Algunos estiman que entre 12 y 16 años de jubilación consumen todo lo cotizado.

Eso enlaza con la falta de información a los ciudadanos que lamentan los expertos. Y que se traduce también en la encuesta: 3 de cada 4 consultados desconocían el importe de su pensión hasta apenas 6 meses antes de cobrarla.

Previsión de ahorro

Eso impide, por ejemplo, que se puedan ir tomando medidas para ver si esa nómina que se va a recibir resultará suficiente para mantener el nivel de vida que había cuando esa persona estaba en activo. De hecho, un 10 % de los gallegos participantes en esta encuesta confiesan que, de haber sabido lo que iban a cobrar, habían tratado de ahorrar más.

Por cada euro cotizado se pueden llegar a cobrar 1,4 cuando se llega a la jubilación

El sistema actual de pensiones en España se encuentra en una situación de déficit casi estructural desde el año 2010, mientras se está a la espera de que se articulen nuevas soluciones en el Pacto de Toledo. El dato procede del indicador de sostenibilidad financiera del sistema de pensiones, uno de los índices que ha elaborado el BBVA Research -el servicio de estudios del banco- para medir la salud de este. Y ahí muestra cómo a comienzos de ese 2010 la Seguridad Social entró en situación de déficit, es decir, con mayores gastos que ingresos para mantener el sistema.

El mismo servicio -que analiza decenas de indicadores- estudia también la llamada tasa de prestación, que mide la suficiencia de las pensiones (la relación entre la cuantía media de la prestación y el último salario recibido). Y refleja cómo con la entrada en vigor del índice de revalorización de las pensiones (IRP), que suponía una subida solo del 0,25 %, el crecimiento de la pensión media se contuvo.

Ahora bien, el servicio de estudios avisa de que la revalorización al mismo nivel que el IPC dejará al sistema en una situación aún más negativa que la actual, debido a un crecimiento más acelerado de la prestación respecto al salario.

Los economistas del BBVA creen que el modelo tiene un problema de equilibrio porque se cotiza menos de lo que finalmente se recibe a lo largo de los años de jubilación. Según sus cálculos, por cada euro cotizado a lo largo de toda una vida laboral, se reciben 1,44 euros en forma de prestación durante el retiro.