La noche es joven... para cocinar

f. fernández REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

PRADERO

La mejor receta para ahorrar: tarifa de discriminación horaria para consumir cuando se despide el día

29 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Mira, la luz va a seguir subiendo, hay que mentalizarse», advierten fuentes del sector eléctrico día sí, día también. Hasta la propia ministra Teresa Ribera lo admitió antes de impulsar sus medidas para intentar amortiguar el golpe al bolsillo, que no evitarlo. Y es que el mercado mayorista estará caro porque también lo estarán las materias primas que se usan para producir electricidad, como el carbón y el gas natural. Y hasta que el país sea renovable de verdad, en algún momento de las décadas que se avecinan, seguirá siendo necesario recurrir a estas centrales más contaminantes.

Vale, la luz seguirá cara. Pero ¿qué puedo hacer para sobrellevar el susto mensual de la factura?, pensarán. Pues muchas cosas. La principal, leer con lupa el contrato de suministro. Los expertos siguen recomendando mantenerse bajo el paraguas del mercado regulado, ese que ampara el Gobierno, ya que por esa simple razón, el consumidor está más protegido. No es que el Ejecutivo dicte las tarifas, ya que estas son el resultado de lo que ocurra en el mercado mayorista de electricidad, pero sí impone, por ejemplo, el beneficio que puede sacar la compañía con cada contrato. Las eléctricas no pueden sacar los pies del tiesto. Precisamente por eso se desviven por tratar de convencer a los consumidores para que se pasen al mercado libre, donde el margen de ganancia ya lo pactan entre ambas partes.

Además de permanecer en el negocio regulado, lo más recomendable para ajustar en todo lo posible los gastos en electricidad es suscribir una tarifa de discriminación horaria. De hecho, una de las medidas de protección del consumidor aprobadas por el Consejo de Ministros del 5 de octubre es precisamente fomentar ese tipo de contrato, que existe, por cierto, también en el mercado libre. Solo con suscribirlo, el ahorro puede alcanzar los 20 euros al año, pero pueden ser más siempre que se adopten unos hábitos de consumo concretos. ¿Cuáles? Básicamente, concentrar el uso de los electrodomésticos más voraces en las horas más baratas del día. En invierno, este período va desde las 22 horas a las 12 del mediodía de la jornada siguiente, como recuerdan desde la comercializadora Podo. Su precio es casi la mitad que el de las horas diurnas, de ahí viene el ahorro. Como se ve no es preciso poner la lavadora o cocina de madrugada, sino que la tarifa permite elegir momentos menos intempestivos para ello. Pero sí es importante ajustarse a ellos para que el ahorro sea efectivo.

Los electrodomésticos que proporcionalmente más dinero se llevan de la factura de la luz son el horno y la vitrocerámica, que si estuvieran permanentemente encendidos simplemente nos arruinarían, pero por fortuna no es así. En cambio, sí lo está siempre el frigorífico, por eso es el aparato más gravoso, ya que se lleva el 30 % del consumo eléctrico de un hogar. Sin embargo, es de los que menos gastan, como se puede comprobar en el gráfico anexo, elaborado a partir de una simulación sobre una factura media efectuada por los expertos de la Axencia Provincial da Enerxía, organismo dependiente de la Diputación de A Coruña. De hecho, el trabajo de esta entidad es precisamente repartir consejos para ahorrar en la factura, sobre todo en Administraciones Públicas.

La televisión consume incluso menos que un frigorífico, sin embargo, tantas horas frente a la caja tonta hacen que sea el segundo aparato doméstico que más gasta: un 12 %, según la estadística que maneja esa agencia provincial. Para cuidar el bolsillo es recomendable desenchufarla cuando no se use.

Aparte de consumir en las horas baratas del día, siempre que se disponga de un contrato de discriminación horaria (antes conocida como tarifa nocturna), es importante disponer de electrodomésticos lo más eficientes posible (de clase A), aunque también son más caros. Para que el frigorífico consuma lo imprescindible se recomienda no llenarlo a rebosar de comida y colocarlo lejos de fuentes de calor.

Las comercializadoras de electricidad están obligadas a incluir en las próximas facturas de sus clientes el dinero que hubieran ahorrado con una tarifa de discriminación horaria.