«Tengo dos hijos, no me voy de aquí»

Mila Méndez Otero
mila méndez A CORUÑA / LA VOZ

ECONOMÍA

Lucía Vidal / Jorge García

Los trabajadores cortaron el tráfico y se turnan en guardias para impedir la salida de mercancía

18 oct 2018 . Actualizado a las 20:45 h.

Alcoa produce las 24 horas del día y eso es lo que han hecho sus trabajadores: mantener la actividad toda la noche. El anuncio del cierre inminente ha obtenido una respuesta igual de contundente por parte de la plantilla. «A mercancía é nosa», gritaron algunos de los operarios durante el corte de tráfico que protagonizaron a las puertas de la fábrica de A Coruña durante la tarde de ayer. La movilización se produjo tras la reunión mantenida con el comité de empresa. Una cita cuyo enunciado ya conocían desde la mañana: la multinacional estadounidense quiere liquidar la planta. «Vou quedar esta noite. Esta e as que fagan falta. Ou iso ou imos todos para a casa», dice Rubén Amado. Lleva 13 años en Alcoa.

Los trabajadores han convocado una manifestación para este sábado contra el cierre de la fábrica de A Coruña. Saldrá a las 11.00 de la plaza de la Palloza e irá hasta la delegación del Gobierno.

Con un campamento improvisado para protegerse de la lluvia, al que anoche se acercó el alcalde de A Coruña, Xulio Ferreiro, una barrera humana impide desde el mediodía de ayer la salida del aluminio primario que se elabora en la planta. Qué tal están es una pregunta tan obligada como innecesaria. «Moi mal. Por min, polos meus compañeiros de aquí e polos de Avilés. Somos 700 familias afectadas só en empregos directos. Isto é unha traxedia. Non ten outro nome. Alcoa fáltanos ao respecto», afirma Rubén. Miguel Conde, otro de los que hicieron ayer guardia, aún cree que hay «futuro» para ellos. Al menos, hasta el 30 de noviembre, cuando expira el plazo para negociar el expediente de extinción. «Isto só pasa por unha solución política. Precisamos que tanto a Xunta como o Goberno central se mollen na regulación dun marco enerxético estable».

Este es el lema de las pancartas que han dispuesto en la entrada de la fábrica. «Estabilidade enerxética xa». Los eslóganes reivindicativos son un clásico en la factoría. En el 2012, el 2013 y el 2014 vivieron varios preludios del colofón con el que Alcoa los golpea ahora. «Cuando nos dijeron que había una reunión con las tres fábricas temíamos una noticia mala, pero no esto», comenta otro operario, Asier Lamas. «Vivimos con miedo desde entonces. Alcoa nos ha hecho una canallada», afirma Óscar Varela. Lleva casi 20 años en la compañía. «Tengo dos hijos que mantener, no me voy a mover de aquí», sentencia.

Los representantes de la plantilla hablan de causas «creadas por la multinacional» y lamentan la «inacción» política. «Vista la dejadez de la empresa, era de esperar. Lo único que han hecho es poner excusas con el precio de la energía», continúa Asier. No puede disimular ni su resignación ni su hastío. «Está claro que el actual marco energético no es favorable para la industria. Los Gobiernos, el de Galicia y el de Madrid, han dejado que se pudra esta situación en estos cuatro años», alza la voz Óscar. «Isto non marcha porque Alcoa leva anos querendo que non marche!», exclama otro empleado.

La lluvia tiñó de gris un panorama que se presenta negro. «De repente, todos a la calle», reflexiona para sí Óscar. El cierre de Alcoa supone un revés para ellos, para los puestos indirectos que nutre la multinacional y para toda la ciudad, que perderá una de sus industrias más importantes.