Valeriano Gómez: «En otras subidas del salario mínimo no se destruyó empleo»

Mario Beramendi Álvarez
mario beramendi SANTIAGO / LA VOZ

ECONOMÍA

XOAN A. SOLER

Antiguo afiliado a UGT, el exministro de Trabajo defiende que las pensiones se vinculen al IPC y a otras variables

16 oct 2018 . Actualizado a las 07:50 h.

El 29 de septiembre del 2010, Valeriano Gómez (Jaén, 1957) acudió en Madrid a la manifestación que habían convocado los sindicatos contra la reforma laboral de Zapatero. Un mes después, el presidente socialista lo nombró ministro de Trabajo, en lo que se consideró como un acercamiento del Gobierno a las centrales de trabajadores. Fue afiliado a UGT, y entre el 2004 y el 2006 ocupó la Secretaría General de Empleo.

-Entiendo que no echará de menos el ministerio...

-Nada. La gente cree que esto es una actividad agradable, y hay momentos buenos, pero no es un lugar en el que descansar.

-¿Qué opina usted del acuerdo entre el PSOE y Podemos?

-Trasciende el ámbito estrictamente presupuestario. Y va mucho más allá. Respecto a su contenido, no son unas cuentas difíciles de cumplir: abandona la austeridad en la perspectiva del gasto e incrementa los ingresos. Y lo más importante, incluye una reducción del déficit. Por tanto, no es un presupuesto expansivo.

-¿Le parecerá bien a Bruselas?

-No hay grandes razones para pensar que pudiera haber una valoración negativa.

-En el PP hay voces que advierten que se le ha entregado la economía a Podemos y que pronto seremos Venezuela...

-Ese tipo de afirmaciones es mejor no tenerlas en cuenta porque se invalidan por sí mismas.

- Pablo Casado sí ha dicho que se aumenta el gasto, y en consecuencia, crecerá el paro...

-Esto es una exageración impropia de un partido que ha gobernado en España, como es el PP. Insisto: no se aumenta el gasto apelando al déficit sino con un crecimiento de los ingresos. España es uno de los países con menor presión fiscal del mundo desarrollado, y de Europa. Y esto no es razonable. La media europea está en un 45 % de presión fiscal en proporción al PIB, cuando aquí es del 38 %. Esos siete puntos de diferencia implicarían un ingreso adicional de 70.000 millones. Conviene matizar mucho las palabras.

-Usted recordará que, al final de su última legislatura, Zapatero volvió de Bruselas enmendando todo lo que había defendido antes, y con una carpeta de recortes debajo del brazo. ¿En qué se diferencian el PP y el PSOE?

-Estos Presupuestos evidencian que no somos iguales. Y que hay otra forma de actuar en la salida de la crisis. Con la presión fiscal sobre el PIB, con la sanidad, con la necesidad de que el gasto social recupere el pulso perdido.

-Podemos ha dicho que la subida del salario mínimo no la habría aceptado el PSOE por sí mismo...

-No es verdad. Ya lo hicimos. La cuantía subió un 33 % entre el 2004 y el 2008.

-Pero ahora se incrementa de golpe un 22 %, y es la primera vez que ocurre. ¿Cree que esto entraña riesgos?

-Aplicar el incremento de una forma progresiva sí es una cuestión que admite debate. Sobre todo si una medida tan contundente puede tener algún impacto negativo sobre el empleo, fundamentalmente en las micropymes.

-¿Y usted qué opina?

-Primero, la subida en sí misma no supera los márgenes de que España dispone en relación con otras economías. Hablo en relación con la productividad. En segundo lugar, los afectados no son tantos como parece. Son entre medio millón y un millón. Y la subida repercute sobre los ingresos de cotización, mejora la recaudación.

-¿Pero cuál puede ser el impacto sobre el mercado laboral?

-En otras subidas del salario mínimo no se destruyó empleo. En el 2004, cuando yo estaba en la secretaría general, en dos veces sucesivas se incrementó un 12 %, y no hubo tal destrucción de empleo.

-Recuerde ahora las presiones de Bruselas y la situación económica del 2012. ¿Hubieran aprobado ustedes una reforma laboral como la del PP?

-No. De hecho, la que se aprobó en el 2010 fue la más corta de la democracia. Solo duró año y medio. La del PP permitió que se modificaran las condiciones sin negociar con los sindicatos, derogó la ultraactividad de los convenios, redujo los costes del despido, priorizó el convenio de empresa sobre el del sector. Y eso no se hizo en el 2010, sino en el 2012. Por tanto, es obvio que no hubiéramos aprobado una reforma así. Es un no con hechos.

-¿Deben ligarse las pensiones al IPC?

-A los precios, y a otras variables. Hay que volver a la Constitución española, que dice que los poderes públicos deben garantizar un sistema de pensiones digno y actualizado periódicamente. Y eso no es subir el 0,25 %.