El gasoil se desboca y arrolla a los conductores

f. fernández REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

CÉSAR TOIMIL

El combustible ha subido en Galicia hasta seis céntimos el litro en las últimas semanas, lo que ha desatado todas las alarmas en los ya ahogados gremios de transportistas y taxistas

12 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«A situación é de afogamento, a xente está moi cabreada». Así resume Alberto Vila, gerente de la federación de transportistas Fegatrans, el ánimo de sus compañeros de profesión cuando paran a repostar en una estación de servicio de Galicia. La escalada de los precios de los carburantes parece imparable en la comunidad más cara de España (sin contar Baleares) para llenar el depósito. «É que o gasóleo subiu nunha semana seis céntimos, e do venres ao luns pasado, tres», explica escandalizado. El litro del combustible más utilizado por los profesionales del transporte se cotizaba ayer de media en Galicia a 1,33 euros. Es el coste más elevado en los últimos cuatro años. Además, es casi un 16 % más caro que hace un año; y un 11 % más que en enero. Y subiendo.

«Como siga así, acabará o ano por enriba de 1,40 euros», lamenta Vila. Para hallar una cifra similar en la historia reciente hay que viajar al otoño del 2012, cuando los carburantes tocaron techo: la gasolina se puso a 1,50; y el gasoil superó los 1,40. Ese momento coincidió con un incremento del IVA, que pasó del 18 al 21 %, y también de los precios del petróleo. Pero algo más tenía que haber, porque el entonces ministro de Energía, José Manuel Soria, tomó cartas en el asunto y llamó a consultas a los presidentes de las principales petroleras. El toque de atención funcionó unas semanas -los carburantes se abarataron seis céntimos en seis días-, pero luego siguieron en sus trece.

Esos seis céntimos adicionales que afloraron en la última semana suponen que un camionero con un tráiler con un depósito de 1.000 litros soportó un sobrecoste de 60 euros, sobre una factura total por el llenado ya monumental: 1.330.

«Isto vai in crescendo», denuncia Vila, quien añade que ya hay profesionales que están perdiendo dinero cuando se sientan tras el volante, porque las tarifas que le cobran a los clientes por los viajes no se pueden actualizar a estas alturas del año. De ahí el ahogo y el cabreo supino. El gerente de Fegatrans no descarta que el colectivo acabe movilizándose- «a situación é explosiva»-, aunque, de momento, no hay planes a corto plazo al respecto.

La factura llega cada día 10

Esta escalada del gasoil coincide, además, con el día 10, «a xornada do mal humor de cada mes», como la califica Vila, porque es cuando la gasolinera suele cargar en la cuenta bancaria del transportista la factura por el carburante.

Otro colectivo que depende del coste del gasoil es el de los taxistas. Muchos de ellos han optado por instalar un segundo depósito en su vehículo para circular con autogás -solía costar la mitad que el otro combustible- o por comprarse un híbrido. Pero la mayoría de estos profesionales siguen dependiendo del precio del gasoil. Manuel Chorén preside la asociación de autopatronos del taxi de Vigo, con medio millar de asociados. Confirma que el malestar en el colectivo es generalizado y que está recibiendo muchas quejas. Como les ocurre a los camioneros, no pueden actualizar ahora las tarifas para repercutir el incremento de los precios. Y menos en el caso de los taxis, ya que el precio que les cobran a sus clientes no lo deciden ellos exactamente, sino el ayuntamiento, el de Vigo en su caso, aunque a partir de una propuesta que envía el colectivo tres meses antes de que acabe el año para que entre en vigor en enero. Si en medio de ese período se producen alzas tan pronunciadas de los carburantes, como está ocurriendo, poco pueden hacer.

«La subida del gasoil nos está rompiendo las tarifas, hay muchas quejas, pero no podemos hacer nada más, salvo resistir», comenta Chorén resignado.

Recuperan el céntimo sanitario

Dentro de lo malo, los transportistas recuperan el tramo autonómico del impuesto especial de hidrocarburos que pagan al repostar. El tributo en cuestión (el mal llamado céntimo sanitario) asciende en Galicia a 4,8 céntimos por litro -es el tipo máximo permitido por el Ministerio de Hacienda-. Los profesionales reciben en total 4,9 por el tramo autonómico más una porción pequeña del estatal, explica Vila, quien aclara que la cantidad que les reintegra Hacienda es siempre la misma, al margen de lo que cueste el gasoil.

Los taxistas también perciben una parte del impuesto, pero hasta un límite mensual.

Sin embargo, los conductores convencionales -incluidos también aquí los repartidores en furgonetas- no reciben compensación alguna por rascarse el bolsillo cada vez con más ahínco. Así que la escalada del gasoil -combustible más usado todavía- les está impactando de lleno. Con la misma virulencia está atacando la gasolina. El precio medio ayer era en Galicia de 1,39 euros, con lo cual está un 13 % más cara que en octubre del 2017 y un 8,5 % más que a principios de año.

Esto con el puente del Pilar encima y sin aplicar aún la anunciada subida de impuestos al gasoil por lo contaminante que es.