Metalships y Vulcano, dos grandes del naval gallego, en busca de comprador

Manoli Sío Dopeso
m. Sío Dopeso VIGO / LA VOZ

ECONOMÍA

XOAN CARLOS GIL

El grupo Rodman vuelve a sacar al mercado su astillero tras recomprarlo a Sonangol

28 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La construcción naval está en un buen momento. Todos los astilleros gallegos tienen carga de trabajo, pero no todos generan beneficios y, con la cartera de pedidos que hay firmada al cierre de julio del 2018, tampoco todos pueden garantizar su actividad más allá del 2020.

Este momento de repunte es el idóneo para negociar un buen precio por una instalación a pie de ría, y eso es lo que pretende de nuevo la sociedad Abada (antiguo grupo Rodman), propietaria del cien por cien del astillero vigués Metalships & Docks. Fuentes del mercado confirman conversaciones a título personal del presidente del grupo, Manuel Fernández, con constructores navales españoles (entre ellos, algún gallego) que se encuentran en proceso de expansión.

De entre las que han trascendido, destacan las mantenidas con Astican (Astilleros Canarios), especializada en la reparación de grandes plataformas destinadas al sector del petróleo. Este grupo prevé invertir 30 millones de euros en el puerto canario de La Luz en la construcción de un dique para la reparación de buques de gran tonelaje, y las instalaciones de Metalships en la ría de Vigo encajarían en su plan de crecimiento en esta actividad.

Fuentes conocedoras de las conversaciones entre ambas partes cifran en el entorno de los 50 millones de euros (ligeramente por debajo) la suma que está pidiendo Manuel Rodríguez.

Según las cuentas auditadas por Deloitte, Metalships registró 5,4 millones de pérdidas en el 2017, año en el que Abada recuperó el 100 % del astillero vendido a China Sonangol, la firma de Singapur vinculada al desaparecido magnate chino Sam Pa, que se convirtió en corporación CSEI después de que se le perdiera la pista a Sam.

A día de hoy, la cartera de pedidos de Metalships la integran un arrastrero de 79 metros de eslora para Groenlandia, de próxima entrega, y otro pesquero de 108 metros para Rusia. Este último contrato, por un precio cercano a los 90 millones, está firmado desde hace meses, pero sigue sin entrar en vigor y las últimas noticias que llegan al astillero indican que no lo hará. Con el salvavidas de la actividad de reparación siempre garantizado, Metalships trata de desbloquear la construcción del que, con 150 metros de eslora, se convertirá en el crucero de vela más grande del mundo. El buque permanece amarrado en el muelle que el grupo empresarial tiene en Domaio (Moaña), tras adquirirlo a Bankia tras la liquidación de Factoría Naval de Marín.

El caso de Vulcano

Por circunstancias diferentes, Factorías Vulcano también está en venta. A falta de unas semanas -«no más de cuatro», según fuentes de los proveedores- para entregar el ferri que construye para Trasmediterránea, siguen con la cartera de pedidos a cero, a pesar de haber disparado a todo lo que se movía en el mercado. En el último ejercicio presentó 41 ofertas a otras tantas licitaciones en todo el mundo, según las cuentas auditadas del 2017, que atribuyen al astillero 2,4 millones de euros de ganancias.

Tras encadenar trece expedientes de regulación de empleo desde el 2012, los propietarios, conscientes de que el tiempo se agota, están contemplando todas las posibles salidas. A falta de barcos, la venta sería la alternativa más interesante. Fuentes del sector aseguran que «se están manteniendo conversaciones con posibles compradores».

La venta es uno de los tres escenarios que desde hace meses contempla la Xunta para salvar el segundo mayor astillero privado de Galicia. De hecho, la propia dirección confirmaba en diciembre que había un inversor de origen turco interesado en hacerse con las instalaciones, aunque al final la operación no fructificó.

Los constructores privados acaparan casi la mitad de los pedidos del sector en España

Antes de la crisis del tax lease, en el año 2010, los astilleros privados gallegos acaparaban el 46 % de la carga de trabajo contratada en España. Ocho años después, el sector ha vuelto al mercado con fuerza, rozando ya las cifras de aquellos años de máxima actividad previos a la gran depresión que destruyó más de 200 pequeñas empresas auxiliares y 4.000 empleos.

El sector naval ha hecho balance semestral, a través del Ministerio de Industria, y los datos de los seis primeros meses del 2018 indican que los astilleros privados de Galicia cuentan con el 44 % del total de la cartera de pedidos contabilizados en todo el país durante el primer semestre de este ejercicio.

De los 61 pedidos registrados por el conjunto de las empresas navales, un total de 27 se corresponden con carga de trabajo de siete astilleros situados en las rías de Marín y Vigo. En el primer semestre se han consumado seis puestas de quilla, nueve botaduras y tres entregas.

Una cartera de mil millones

La actividad es especialmente intensa en Hijos de J. Barreras, Freire Shipyards, Armón Vigo, Cardama y Nodosa. Fuentes del sector se atreven a hacer una estimación del valor de los buques en cartera cercana a los 1.000 millones de euros.

El reto inmediato, según explican fuentes de la industria auxiliar, es incorporar mano de obra cualificada para garantizar que las entregas se producen en plazo. Ante esa urgente necesidad, la industria auxiliar ha comenzado a reclutar trabajadores de fuera de Galicia.